X

‘Ruta del sol III, a cumplir compensación ambiental’

Ha llamado la Cámara de Comercio de Valledupar, a través de su presidente ejecutivo, José Luis Urón, con vehemencia y razón, la atención sobre la necesidad de que se cumplan las compensaciones ambientales de la Ruta del Sol- tramo 3, a cargo de la Agencia Nacional de Infraestructura – ANI, como contratante estatal y la compañía concesionaria Yuma.

Esa concesión ha cogido ritmo y la gente del Cesar, Magdalena y Bolívar, para no mencionar a los usuarios de todo el país, registran un nivel de satisfacción después de que el gobierno del presidente Duque, y su instrumento la ANI, en cabeza de Manuel Felipe Gutiérrez, reactivó acertadamente, evitando una parálisis de varios años que se cernía en el horizonte, los trayectos de doble calzada de la concesión. La fórmula fue ganadora: volvió el empleo, la demanda de bienes y servicios, y se le pagó a los acreedores del consorcio Ariguaní, a través del cual se ejecutaba la obra en la región.

El presidente Duque, recientemente, al inaugurar otros tramos de doble calzada, enfrente de la población de Caracolí, corregimiento de Valledupar, emplazó al concesionario a que la doble calzada Valledupar – Bosconia se diera al servicio en el mes de junio. Sería justo con el presidente y su equipo del ramo de transporte, en las postrimerías del mandato, pero especialmente con la comunidad regional, que se le diera esa noticia, a mediados del presente año, por parte de Yuma y sus empresas, lideradas por la italiana Impregilo.

Pero el tema que nos ocupa es que toda obra, sobre todo las de envergadura, produce impactos ambientales. Y es la circunstancia, como quiera que el concesionario ha presentado a la autoridad ambiental los estudios de impacto correspondientes para su evaluación, ajustes y aprobación.

Es evidente al pasar por los trabajos a lo largo de la vía que se adelanta una gran tala de miles de árboles, algunos majestuosos que parecen centenarios, y para lo cual se obtiene la autorización ambiental de ‘aprovechamiento forestal’. Es de suponer que esas maderas, algunas de troncos de la conocida especie de los algarrobillos, son apetecidas en el mercado internacional, y sus troncos en el nacional lucen en hogares, restaurantes y salas de hoteles, entre otros; al igual que de otros árboles. Desde los diferentes foros del árbol, organizados en los últimos años por EL PILÓN, se ha reiterado que ese aprovechamiento masivo, adelantado por los constructores de vía, de infraestructura de transmisión eléctrica, de nuevos proyectos de generación de energías renovables y las empresas mineras, entre otros, deben cumplir con la compensación a la población afectada y el medio ambiente.

Son las compensaciones ambientales, principalmente de reforestación, como las que ha prometido Yuma con la recuperación de las cuencas de los ríos Ariguaní y Garupal, sin limitarse a ellas, que deben tener suficiente socialización y participación ciudadana y comunitaria, como clama con razón, el presidente ejecutivo José Luis Urón. Quedamos atentos a esa socialización amplia de la ANI, Yuma y a la opinión y seguimiento de Corpocesar.

Categories: Editorial
Periodista: