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Rueda el balón en Qatar 

La FIFA anunció en 2010 que Qatar sería la sede de la Copa del Mundo de este año, para el mundo del fútbol fue una noticia sorpresiva, que expertos del fútbol asociaron con los petrodólares. Qatar es un país pequeño, caluroso, no tenía los estadios suficientes para albergar el torneo y su liga es básicamente semiprofesional. Sin embargo, mañana el mundo entero estará atento a la inauguración de la Copa del Mundo, superando lo dicho por Joseph Blatter, que en tono de aparente arrepentimiento resaltó que, “el fútbol y la Copa del Mundo son demasiado grandes para que un Mundial lo organicen los qataries”.

Cuenta el historiador Abdullah Al-Arian que “la historia del fútbol árabe y la región están ligadas a la historia del colonialismo y la lucha contra él. Fueron los funcionarios británicos y franceses responsables de la introducción del fútbol como parte de los esfuerzos para cultivar la obediencia y la disciplina entre las personas colonizadas, haciendo hincapié en el acondicionamiento físico y la estructura basada en reglas que ofrece el fútbol. A su vez, las élites árabes locales invocaron con frecuencia la creación de clubes de fútbol y la organización de competiciones como un indicador del avance social y cultural en sus luchas por la independencia”.

La selección nacional de Qatar nunca antes se había clasificado para la Copa del Mundo. Pero la voluntad para organizar la cita mundialista tenía como propósito principal develar algunas suposiciones arraigadas sobre los aspectos culturales de Qatar y el Medio Oriente. 

Desde los levantamientos árabes, muchos países de Medio Oriente se han vuelto aún más represivos, lo que hace que el respiro del fútbol se sienta más urgente que nunca. El fútbol es para el mundo árabe, según el poeta palestino Mahmoud Darwish, “campo de expresión permitido por el entendimiento secreto entre gobernantes y gobernados en la celda de la prisión de la democracia árabe”.  “y representa un respiro, que le permite a una patria dividida la oportunidad de unirse en torno a algo compartido”. En esto hay mucha semejanza con los países de América Latina. En Colombia, por ejemplo, como pocas situaciones nuestra selección tiene capacidad de unir al país.  

Pese a la narrativa sobre la influencia corruptora del dinero del Golfo en el juego. El Medio Oriente tiene mucha influencia en la industria del fútbol, el Manchester City FC, es propiedad de los Emiratos Árabes Unidos y el Paris St.-Germain, propiedad de Qatar. Sin embargo, este tipo de incursiones o inversiones y la organización de la primera Copa Mundial Árabe se han visto ensombrecidas por asuntos inherentes a los aspectos culturales. La mayor preocupación ha sido sobre los derechos de los trabajadores migrantes en Qatar.  Durante casi una década, la Organización Internacional del Trabajo ha investigado denuncias de explotación sistémica y trabajo forzoso a través del sistema de patrocinio “kafala”, que otorga a los empleadores un control casi total sobre sus trabajadores migrantes. El “kafala” es un sistema controvertido de empleo por patrocinio que “esclaviza” a los trabajadores. En Qatar dicen que este modelo fue heredado del Colonialismo Británico. 

El fútbol es el deporte que une a los pueblos, disipa los malos momentos alegrando el espíritu, hace crecer el tamaño de nuestra fe y es meteórico con los sueños. También tiene función reguladora de los conflictos geopolíticos. El mundial de Qatar se hará entre noviembre y diciembre de 2022. Periodo inusual respecto de las anteriores citas mundialistas, una casualidad extraordinaria para la humanidad, que convive con la incertidumbre económica y la amenaza de la guerra. 

El mundial de fútbol pone de presente la multiculturalidad que la humanidad desarrolla pese a la persistencia de las expresiones de racismo, segregación y xenofobia. Qatar concibe muchos aspectos culturales que vulneran derechos y desafían la diversidad. Cuando ruede la pelota habrá estasis en el mundo y cuando finalice el mundial Qatar tendrá la oportunidad de contar la historia sobre el nuevo campeón del mundo y, principalmente, ocasión de esclarecimiento sobre la tensión que significó la organización del mundial, no obstante, a la capsula cultural que vulnera derechos humanos.

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