A las 4:00 de la tarde del miércoles, una caravana de carros, bicitaxis y motocicletas le dieron la bienvenida a Brayan Andrés Rovira Ferreira, desde El Copey hasta la entrada principal de Bosconia, Cesar.
¡Brayan, eres nuestro héroe!, exclamó un niño que vestía el uniforme de su colegio con un balón en la mano pidiendo un autógrafo del joven cesarense que llegaba a su tierra después de su actuación con la Selección Colombia Sub-20 en el Sudamericano que terminó en Uruguay.
Más de 1.500 personas se postraron en la avenida principal de esa localidad para recibir al volante que más que sentirse feliz estaba desconcertado por tan majestuoso acto de cariño por parte de la comunidad, al punto de llorar por la emoción de ver tal recibimiento: “Nunca esperé esto, cuando escuché la canción de la Selección Colombia, mi mamá me dio su abrazo de oro y pensar en todo lo que he pasado me dieron ganas de llorar, porque recordé que muchas veces luchaba y no conseguía nada, fue duro”, aseguró Brayan.
El PILÓN entrevistó al futbolista en su tierra natal. Mientras visitaba el estadio municipal de fútbol. Recordó sus primeros pasos, como cuando tenía 5 años pensaba en jugar fútbol. Su madre lo inscribió en Unión Colombia con el entrenador Sandro Santiago Romero en el barrio Garupal de Valledupar.
“Recuerdo que Brayan pateaba todo desde pequeño, por eso pensamos en que sería futbolista, lo apoyamos con el profesor Sandro pero después él tuvo problemas económicos y se fue para el Real San Martín”, afirmó Francisca Ferreira, mamá del jugador.
Mientras recorría las calles de Bosconia, Rovira recordó que todos los viernes llegaba al sitio conocido como ‘El Cruce’, donde funciona todavía ‘El punto de la Salsa’, un restaurante que administra su tía Marta que marcó su infancia. Luego visitaba a sus amigos y compañeros del primer viaje que tuvo fuera del país, cuando participó en el Torneo de Pascuas en Francia de la mano de Régulo Pineda Arregocés.
Al llegar a la casa de su abuela en el barrio Los Ángeles, recibió el abrazo de su mamá, lo esperaban primos, tías y una sobrina para aprovechar de él mientras está en el Cesar, pues debe retornar a Medellín.
“Estamos emocionados por lo que ha conseguido mi nieto”, manifestó Ana Isabel Orozco con voz pausada por su edad. -Él desde pequeño pateaba hasta mis pollos- continúo diciendo la señora mientras se vestía con la camiseta de la Selección Colombia para la foto familiar. Su intervención hizo sonrojar al jugador que decidió salir al patio y mostrar a los animales que aún tiene su abuela en esa casa que representa mucho para él. Por eso cada vez que llega a Bosconia, es obligatoria su presencia allí.
Sus frutos hasta ahora son resultado de su esfuerzo y continuidad. Pero su sencillez y humildad lo llevaron a mencionar algunos de los que aportaron en su formación: “Quiero agradecer a profesores como Sandro Santiago, Juan Miranda, Kiko Barrios, Rafael Torres, Pablo Zuleta”.
¿México o España?
Este domingo Brayan Rovira llegará a Valledupar temprano para saludar a amigos y familiares. A las 7:00 de la noche saldrá en un vuelo con destino a Medellín donde deberá presentarse ante los directivos del Atlético Nacional. Lo que viene es un fuerte trabajo para mantenerse constante en el fútbol. Está pendiente de ser llamado nuevamente por la Selección Colombia para participar en el Mundial Sub-20 de Nueva Zelanda y en el repechaje para el cupo a los Juegos Olímpicos.
Después del trabajo hecho en el Sudamericano de Uruguay, su representante ha tenido varias propuestas de equipos como Pachuca de México y un reconocido club de España. Sin embargo no le han contado mucho. Se conoció que está muy cerca la segunda opción.
“El fútbol europeo me está picando el ojo, hay una gran oferta pero no me han querido decir mucho. Sin embargo esperamos que esta semana se defina. Por ahora quiero disfrutar de mi familia”, concluyó.
Puntos de vista
Marta Ferreira: Esto fue impresionante, los niños lo llamaban y le pedían autógrafos.
Dalgis Ferreira: No tengo palabras para describir la emoción que sentí, me vine de Valledupar a Bosconia solo para verlo.
Por Tatiana Orozco Mazzilli
tatoxigeno@gmail.com