Rosa María la niña del manantial, también fue uno de esos personajes del cuento de hadas envuelto en una nube rosada, que su papá se inventó para que el mundo jamás olvidara la existencia de sus hijas. Con cantos, con poemas, singulares apodos, o frases de cariño que él sabía decir, Rafael Calixto Escalona se encargó de perpetuar el nombre de sus niñas a través del tiempo como fue el caso de Ada Luz su primogénita, y luego Rosa María su segunda niña.
Ella fue un sueño que su papá presintió antes de nacer. La Maye con ocho meses de embarazo no sabía qué iba a tener, su padre sí, y a la bebé se la imaginó de mil formas. Estaba seguro que este segundo parto de su mujer no sería un varón, sino la compañerita que Ada Luz necesitaba para compartir. ‘Rafa’ tampoco desconocía el gran problema que se le venía encima y no era para jugar, después de haberle regalado un imposible, nada menos que una casa en el aire a la niña Ada Luz, era imprescindible guardarle un regalo similar a la bebé que ya hacía tránsito de París a Macondo.
Pese al machismo de los hombres de nuestra región, aún más marcado en esa época, el hecho de que la primera hija, ni la segunda hija que presentía, no sería un hombrecito que debía heredar el mítico nombre, Rafael Escalona para nada se sentía desilusionado, por el contrario su inventiva se estimuló más tratando de construir sueños de colores en burbujas de cristal para su otra heredera.
Lo que Marina Arzuaga, ‘La Maye’, ni ‘Ocha María’ jamás conocieron de la historia, fue que ese otro castillo de fantasías se comenzó a tejer con puntadas de amor, entre parranda y parranda así: una vez que Rafael regresaba de cualquiera de las tantas parrandas que disfrutó arriba en la serranía, al lado de Poncho Cotes, Miguel Canales- El pobre Migue-, Andrés Becerra y muchos otros parranderos de esa camada; al cruzar un riachuelo pensó que un regalo similar era lo que se merecía Rosa María a su llegada al mundo, para que su silueta de niña princesa se reflejara en sus aguas.
Mientras todo el mundo hablaba de una gallina que se iban a comer a su llegada a Valledupar, Escalona no desatendía su obra que ya comenzaba a tomar forma. Sería un Manantial que vendría de lo más alto de la serranía, con funciones de espía, para que Rosa María no pudiera mentir jamás sobre los enamorados que llegaran a visitarla. Mala vaina para la segunda hija del compositor, porque viéndolo de otra manera le tocaría presentar a todos sus enamorados y la abuela tenía sus dichos, resabios y daba consejos que a la larga eran muy sabios por tantos sinsabores que se podían evitar y que una de las hermanas menores de Rosa María, siguió al pie de la letra. La cuestión era: “No presenten novio mis hijas, porque novio presentao es novio contao”. Sin embargo, como en todos sus cantos, Escalona no dejó de jugar con la astucia y éste no iba a ser la excepción; la malicia indígena o los vainas de papá celoso se evidenciaron de nuevo en este canto, que sólo se conoció tres meses después del nacimiento de la niña.
UN REGALO PARA ADA LUZ
El día en que Ada Luz cumplía su primer añito, tuvo un lindo regalo, el nacimiento de Rosa María; pero el orgulloso papá tuvo que posponer festejo y guardarse su canto y todo. Contrario a lo esperado lo de la niña no fue un buen parto, la niña casi se asfixia en su venida al mundo de poetas y canciones, lo que le ocasionó durante más de tres meses una bronquitis severa que amenazaba con no dejarla vivir.
Marina y Rafael vivieron los peores momentos de sus vidas con esa larga enfermedad de la nena que logró sacarle más de una lágrima al poeta del Patillal, quien conmovido ante la inminente muerte de la criatura decidió hacer un pacto con Dios que nadie jamás conoció. Un día al contarme esta historia que yo le debía a mi bella hermana, me dijo “te digo el santo, pero no el milagro”, y por mucho que insistí no le pude sacar de que se trató el pacto, sólo me confirmó que lo cumplió.
Fue en marzo, casi en víspera de primavera cuando Rosa María comienza a recuperar la salud y vuelve a la vida. Agradecido con Dios tal vez, una mañana mientras veía como bañaban a la pequeña con plantas medicinales para terminar de curar su mal, saca desde lo más profundo de su ser el canto, que ya para entonces con tanta agonía fue como una oda a la vida. Esa mañana de marzo, la familia Escalona, los vecinos, los médicos, amigos y compadres, conocieron la letra y melodía de ‘El manantial’, una canción que nació mucho antes de que Rosa María alegrara este mundo con su presencia, mucho antes de que el señor probara la fe de una familia; mucho antes de que la niña conociera la esencia del hombre bohemio y parrandero que fue su padre, un hombres grande pero con virtudes y defectos como todo ser humano.
No obstante, muchas veces desde que fue adolescente, Rosa María tuvo la entereza y el carácter de expresarle a su padre su pensar, de dejarle claro lo que no le gustaba y de sentar su posición ante la vida, porque ese temple y la personalidad que hoy la definen, se nutrieron con la savia del mismo árbol del cual descienden sus raíces. Hoy esa niña que hizo brotar un manantial de amor en los sueños y fantasías de su padre, es una madre ejemplar, una abuela tierna, una buena hermana y la más consentidora de las tías. Rosa María nunca ha dejado de perseguir sus sueños y sigue dibujando sus anhelos en las arenas de ese manantial de cariño que cubre su vida al lado de todos los que la amamos.
LETRA DE ‘EL MANANTIAL’
Yo voy a hacer que brote un manantial
En lo más alto de la serranía
A dónde solo se pueda bañar
Cuándo sienta calor Rosa María.
Rosa María no tiene que envidiar
El que otra compre un tocador moderno
Que pa’ mirarse tiene como espejo
Las bellas aguas de este manantial.
Dónde se bañará Rosa María
Dónde se bañará todos los días,
Yo no tengo que comprarle tocador
Porque en el manantial se ve mejor.
Rosa María no tiene que envidiar
Con las bellas aguas de ese manantial.
Si enamorados van a visitarla
Rosa María no los podrá negar
Porque su huella quedarán pintadas
En las arenas de ese manantial.
Si enamorados van a visitarla
Rosa María no los podrá negar
Porque su huella quedarán pintadas
en las arenas de ese manantial.
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