Ante la muerte que considero prematura de Germán Rojas Núñez, a quien sus amigos y lectores llamábamos ‘Rojita’, vino a nuestra mente la canción titulada ‘Adiós a un amigo’ de la autoría de Lacides Redondo pero registrada a nombre de Euclides Enrique Coronado, incluida por los hermanos Zuleta en el LP. ‘Dinastía y Folclor’ en el año 1979.
Fue Rojitas durante su periplo vital un periodista integral, informado e informador, cuyo olfato para los acontecimientos políticos le permitieron mantener incólume durante treinta años su obra cumbre en el periódico Guajira Gráfica, cuyas páginas han estado a nuestra disposición durante los últimos quince años, circunstancia especial que lo hizo acreedor de mi imperecedera gratitud.
Me brindó Germán en su famosísimo medio de comunicación un lugar especial para mi libre pensamiento, en sus páginas escribiendo sobre lo divino y lo humano cuando quise y como quise, vi crecer mi permanente ilusión de convertirme en escritor de verdad, y sus palabras de estímulo fueron vitales para perseverar en mi propósito de contribuir sin bozal al rescate de la tradición oral de mi región.
A ese hombre menudito y despacioso que con su maletín en la mano circulaba por todas las oficinas públicas y privadas luchando por la verdad y la vida, lo conocí cuando yo estaba niño, y él iba con Evaristo, mi padre, y Ángel, mi hermano, a mi casa en Minguí, por eso me regañaba con suficiente autoridad: “Nene no me digas Rojitas dime señor Rojas respétame que yo te cargué a ti”.
Ese señor de procedencia interiorana y corazón riohachero fue un quijote del periodismo y siempre que le dio la gana desafío al poder, a la arrogancia y a los satisfechos gozadores de la cosa pública con su línea editorial implacable, pasando muchas veces de denunciante a denunciado, sin perder jamás su independencia crítica, ni su compostura.
Su periódico fue más de una vez trinchera de la oposición y ni las asfixias económica y comercial lo pudieron silenciar, su director se va porque Dios lo necesita, pero el periódico queda como sombra tutelar del periodismo que ni los bandidos podrán jamás arrinconar.
La partida de Rojas Núñez para siempre, es otro durísimo golpe para el periodismo libre e independiente, porque antes de marcharse dio testimonio en vida que para sobrevivir en el lícito ejercicio de ese, el más peligroso de los oficios en medio de la guerra, no es necesario arrodillarse ni ante el poder ni ante los violentos.
Rojitas, amigo mío y de los míos gracias por tus buenos servicios a esta tierra (La Guajira), tu poder ahora no es el Cuarto, es más grande, bendecido, perpetuo y de otra dimensión.
@Nene_AcostaM