Si se pavimentan las vías departamentales debe procurarse una buena limpieza, un adecuado mantenimiento. Es a lo que invitamos al gobernador del Cesar y a su Secretaría de Infraestructura: asegurar que esas inversiones que se han hecho le ofrezcan al usuario una buena seguridad y señalización. La tarea completa.
Pero carreteras como la de El Zanjón-Pueblo Bello, un trayecto de 30 kilómetros que une a los municipios de Valledupar y Pueblo Bello, dejan mucho que desear por el bajo mantenimiento, al punto que la vegetación ha crecido a orilla de la vía; cualquier franja de berma, cuando la hay, desaparece; la muy escasa señalización no se ve, y los indígenas que peatonalmente hacen uso de la vía, buscando la orilla, no tienen posibilidades de caminar, haciendo más notorio su peligroso tránsito. Riesgo para el que conduce y para el peatón.
Esa labor de limpiar, conocido en el país como hacer rocería, es una actividad de mantenimiento de bajo costo, generadora de empleo y de imperiosa necesidad. No hacerlo, además, compromete el patrimonio del departamento en la medida en que accidentes por la omisión estatal pueden conducir a condenas en sentencias de los jueces de la república. Y un flagrante detrimento patrimonial objeto del proceso de responsabilidad fiscal, ante la Contraloría, departamental o nacional.
Esa tarea no se limita al gobierno departamental y a las carreteras bajo su responsabilidad, sino que se extiende a la de los municipios en carreteras, en el caso de la capital Valledupar, como la de Las Casitas-Los Cachos; o Guacoche-Los Corazones, que suele convertirse en algunos puntos en camino de un solo carril por el avance de la maleza.
También deben señalizarse las carreteras, y hacer por supuesto el inmediato mantenimiento de la capa de rodadura en vías que ya empiezan en camino hacia el deterioro.
Es un esfuerzo sin pausa, pues hacer y pavimentar queda a medias si no se hacen las operaciones presupuestales y de contratación, requeridas para que la obra tenga funcionalidad y buen servicio.
REZAGADOS…
El ministro de Salud, Fernando Ruiz, publicó en su cuenta de Twitter un mensaje felicitando a aquellas ciudades que habían avanzado de forma satisfactoria en el plan de vacunación.
Dice el trino: “Reconocimiento a las ciudades que ya vacunaron más del 70 % de su población con primera dosis: Pereira, Barranquilla, San Andrés, Medellín, Tunja, Leticia, Popayán y Bucaramanga. Un estímulo para que continúen, y las demás capitales lo logren pronto”.
Desde EL PILÓN también felicitamos a esas ciudades, porque el 70 % significa la primera meta. Sin embargo, preocupa la posición de Valledupar. La capital del Cesar, con 544.134 habitantes, según el Dane, ha aplicado 296.771 dosis (primeras o únicas) contra el coronavirus. Esa es una cifra grande respecto a otras ciudades, pero significa solo el 54,5 % de los residentes de Valledupar, ocupando el cuarto lugar de las ciudades con menos porcentaje de vacunación.
¿Qué está pasando? ¿Quiénes están fallando? ¿Las autoridades o la ciudadanía? Se pensó que con la realización del Festival de la Leyenda Vallenata el pasado mes de octubre estaríamos entre los primeros lugares de vacunación, no obstante, no fue así.
Pero aún hay tiempo. Aún hay posibilidades. Debemos hacer entender a la comunidad que para muchos la vacuna es cuestión de vida.