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El riesgo de querer ser bonito

Pese a todos los casos denunciados por los medios de comunicación, por mal praxis en las cirugías plásticas con fines estéticos, incluso con fatales desenlaces como los ocurridos la semana pasada en Cali, el aumento de estas cirugías en nuestro país da cuenta de que somos una sociedad vanidosa, donde el concepto de belleza y bonito han terminado imponiéndose por encima del concepto de inteligencia y talento en algunos casos; así como también el concepto de estético y comercial sobre el de ética y salud.

Leía alguna vez en una obra de Platón titulada ‘El banquete’, que si hay algo por lo que vale la pena vivir, es por contemplar la belleza; quizás este pensamiento hoy ha cobrado vigencia en nuestra sociedad, particularmente entre las damas y caballeros que quieren acaparar la mirada de todo el mundo a partir de sus atributos físicos. Pensamiento con el que probablemente muchas personas estén de acuerdo, menos aquellas calificadas con el adjetivo de feos, malucos o poco agraciados, para quienes el concepto de belleza muy seguramente no se refiere únicamente a la apariencia personal ni a lo estético, sino a la belleza interior.

Me parece inaceptable que la belleza se haya reducido a los parámetros de lo estético y lo corporal, desconociendo que la belleza es diversa, que hay miles de formas y maneras de apreciarla; olvidándonos que no solo lo que agrada a la vista es bello, sino que también lo es, los comportamientos, conductas y las virtudes como el bien y la verdad que hacen ser a muchas personas no solo bellas, sino lindas. Es una cruda realidad decirlo, pero hoy, en la mayoría de los casos tiene más posibilidades de ser exitosa una mujer de apariencia hermosa y voluptuosa, que una mujer inteligente y poco agraciada; regla que también se hace extensiva a los hombres apuestos frente a los que no lo son, excepto en los equipos de futbol donde prima el talento deportivo antes que la apariencia física.

Con esto no quiero decir que sean dos conceptos antagónicos, por el contrario pienso que pueden complementarse, pero la realidad nos muestra que la belleza muchas veces termina imponiéndose sobre la inteligencia y otros principios y valores. Considero que buena parte de la culpa de esta tendencia obedece a la influencia de las telenovelas, las propagandas y las revistas de farándula que terminan resaltado la belleza como un patrón aspiracional tanto para mujeres como para hombres. Pero sí de culpas se trata, el cuento también involucra a los profesionales de la medicina de algunas especialidades, donde se observa una clara disyuntiva entre lo comercial y lo ético a la hora de promocionar los servicios de este tipo de cirugías; cuya tendencia es acercarse más al universo de lo estético y lo comercial, que a la misma práctica de la medicina tradicional, cuyos objetivos han sido: salvar la vida del paciente, mejorar su salud y controlar el dolor; mientras que en la práctica de las cirugías plástica con fines estéticos, se trata con pacientes generalmente sanos y su finalidad es la de obtener una mayor armonía facial y corporal (implantes mamarios y de glúteos, lipectomía, abdominoplastia, cirugía de nariz, etc.), es decir, ante esta determinación termina imponiéndose más más el concepto de belleza que el de salud y nos olvidamos que el ideal de ser bonito puede generar un riesgo.

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Carlos Guillermo Ramirez: