En la jerga internacional suelen aparecer ciertas expresiones que camuflan intenciones geopolíticas o rectificaciones económicas; son expresiones absolutas que parece no significaran nada, pero llevan por dentro un peligroso detonante; es como hablar en parábolas, pocos las entienden, pero los que las enuncian saben hacia dónde van. A veces son criticadas o elogiadas según de donde vengan.
Hace algunos días la ministra de minas y energía hablo del “decrecimiento económico” y le cayeron como pandilleros, los que entendían y los que no. En 2013 un neonazi chileno llamado Alexis López, AL, exlíder del movimiento nacionalsocialista Patria Nueva Sociedad, rescató una expresión bastante curiosa y enigmática conocida como Revolución Molecular Disipada, que ya había sido esbozada por Michel Foucault quien defendía la necesidad de sublevarse contra las instituciones estatales; también el filósofo marxista francés Félix Guattari sostenía esta idea. El mérito de AL es que invirtió el concepto de sublevarse por el de represión contra los posibles sublevados sin cambiarle el nombre a esta rara expresión. Vista por encima, uno queda en las nubes, pero entrando en detalles lexicográficos es posible buscar aproximaciones. Una revolución implica cambios buenos o malos, es para confundirnos; un movimiento molecular hace referencia a la asociación de muchos átomos dentro de los cuales se mueven los electrones en forma aleatoria y en desorden; en física esto se conoce como entropía. Más, cuando vemos que le añaden el calificativo “disipada”, no encontramos ninguna coherencia narrativa.
Según el diccionario de la RAE, disipar es desperdiciar, malgastar, esparcir, dispersar,
evaporar, desvanecer. ¿Cómo define Alexis López esta frase? Él dice que “es molecular porque se hace entre varios, no la dirige un líder ni una jerarquía concreta, sino que los participantes son numerosos y heterogéneos; es disipada porque son los ciudadanos quienes coordinan las protestas que van escalando en violencia y luego se dispersan lo que impide hacerles seguimiento y arrestar a los responsables”, objetivo de los regímenes no dialogantes. El objetivo de la teoría, retomada y tergiversada por AL es deslegitimar, criminalizar y reprimir toda manifestación ciudadana por medio de la fuerza pública con el argumento de que todo protestante es un vándalo por justa que sea la protesta.
La mal llamada ideología de género aplicada a quienes defienden los conceptos de equidad también cae dentro de blancos de esta teoría. Para AL las protestas en Chile, Perú, México y Colombia son susceptibles de aplicarles esta nueva concepción. En Colombia fue enunciada, por primera vez, por Álvaro Uribe en 2021 y aplicada con rigor en 2021 y 2022 aunque antes también se hacía sin esta retórica. AL fue invitado por Duque a dar cátedra represiva a policías y militares como un nuevo aliento de la Escuela de las Américas, institución militar de los EE. UU creada para enseñar a sofocar al “enemigo interno”; por eso, quizás, los sentimientos represivos y de fuerza se adueñaron de todos los cuerpos armados del Estado, con la concepción de que “la culebra está viva” y hay que reprimirla; el ESMAD es uno de los instrumentos diseñados para ello y el concepto de “seguridad democrática” hace parte de este algoritmo de palabras sonoras que llevan un mensaje escondido pero urticante.
Sin embargo, del peligro de estos malabares cifrados nada dijeron los medios radiales y televisivos prepagos de Colombia acerca del
trabalenguas usurpado y volteado por los sectores ultraderechistas de algunos países donde la democracia es un comodín. La teoría de la “Revolución Molecular Disipada” pasó como un rayo, lo hace por un cristal sin romperlo ni mancharlo como en la divina concepción, pero sus efectos se han visto; cualquiera que intente revisar la falsa democracia es agredido, muerto o desaparecido.