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Revolcón en infraestructura vial

Concesiones de cuarta generación:

Por: Gustavo Cotes Medina

 
El gobierno colombiano acaba de lanzar el nuevo esquema de contratación en infraestructura vial que elimina los anticipos y le permite al Estado pagarles a los constructores a medida que vayan entregando tramos en operación, con el ánimo que se ejecuten las obras con mayor rapidez y eficiencia.
En los próximos dos años se adjudicarán obras equivalentes a lo licitado en los últimos veinte años. Se manejarán 55 concesiones y las carreteras en manos de privados abarcarán 12.000 kilómetros, el doble de lo actual. Las concesiones de cuarta generación requerirán 40 billones de pesos, de los cuales el 60% saldrá de los peajes y el 40% restante, del Estado.
Se estarán interviniendo 8.170 kilómetros de vías con una participación del 3% en el Producto Interno Bruto, de aquí al 2014. Además del pago por obras construidas, la cuarta generación de concesiones dispone el pago por disponibilidad de las obras en los tramos terminados.
El gobierno propondrá financiar las 30 mega obras viales utilizando los fondos de pensiones y emitiendo títulos con una remuneración mayor que los TES  de deuda pública. Es importante anotar que para obtener éxito con el nuevo esquema, debe existir un razonable equilibrio de los requisitos en los pliegos de las licitaciones.
En diciembre de 2012 saldrán los primeros concursos en un paquete de seis proyectos avaluados en siete billones de pesos que incluyen la segunda calzada circunvalar de Barranquilla, entre Malambo y Puerto Colombia, y la segunda calzada entre Puerto Colombia y Cartagena. Las siguientes 24 licitaciones se abrirán en marzo, junio y septiembre del 2013. El objetivo es adjudicar el portafolio completo en el primer semestre del 2014.
En las concesiones de cuarta generación los contratistas elaborarán los diseños y los estudios de las obras, deben obtener las licencias ambientales y tienen el compromiso de adquirir los predios antes de comenzar a construir. Veinte importantes concesionarios de todo el mundo, fondos de infraestructura, bancos y fondos de pensiones, están muy interesados en participar en esta nueva y ambiciosa aventura vial que emprende el gobierno colombiano.
Además de las firmas nacionales, existe una importante nómina internacional conformada por España, Estados Unidos, Canadá, Corea, China, Reino Unido, Italia, México, Australia, Israel, Suiza y Portugal. A lo anterior se agregan reconocidas firmas del sector financiero como Goldman Sachs y China Development Bank.
Es un imperativo moral, Colombia lo necesita y exige, que todos los procesos de selección y ejecución de este largo sueño, sean serios, consistentes y que dispongan de un blindaje adecuado contra la corrupción y contra las propuestas oportunistas de algunas firmas que solo buscan lucrarse de la renegociación de los contratos.
De esos personajes y figuras jurídicas no necesitamos más, ya estamos cansados y aburridos de sus mañas y estrategias acomodadas. Ahora somos un país más maduro, curado de espantos y menos vulnerable, pero todavía estamos cicatrizando heridas de recientes procesos deprimentes y costosos. Las dolorosas experiencias del pasado y los errores cometidos, son nuestros referentes para no repetir la historia.
Todos tenemos el compromiso de empezar a diseñar el país que queremos. Hoy, se están dando las condiciones para reflexionar sobre la importancia de la reconciliación entre los colombianos, sumando voluntades y tolerancias, para llegar a un acuerdo que le ponga fin a un conflicto estéril de más de cincuenta años. ¡Oslo y La Habana, tienen la palabra y no deben permitir que se agote la esperanza!
Colombia debe ser un país donde quepamos todos, en forma cómoda, sin darnos codazos ni empujones. Podemos ser un país incluyente, dispuesto y capaz de reemplazar la locura de la guerra por la locura de la vida, dejando arrumados en un rincón de la casa los rencores estúpidos y los errores viejos. Y la guerrilla debe aprender de Gandhi que “no se pueden tener nobles ideales y ruines métodos”.
Este debe ser un país que entienda claramente que “los ricos también se benefician cuando los pobres dejan de serlo”. Y, finalmente, este debe ser un país que comprenda que “la tarea termina cuando todos estemos contentos”.
gustavocotesm@hotmail.com

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