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Revitalizar el centro (II)

Ayer nos referíamos a las obras de los centros de manzana -de los gitanos (el campito)- y de la Academia de Historia y Calle Grande, y del Teatro Cesar que hará Ernesto Orozco. Para el Teatro podría usar el mecanismo de Obras por Impuestos, como viene trabajando ‘Energía de Bogotá’ y su filial Enlaza -que hace la construcción de la red eléctrica, La Colectora, desde la alta Guajira hasta El Paso- con la recuperación del Teatro Aurora de Riohacha. Bajo algún esquema se podrá recuperar, por particulares o sector público, la casa Baute, en la esquina de la calle 15 con la carrera 7a., que muestra peligroso deterioro.

Entramos así a un problema endémico de casas tradicionales de Valledupar: su propiedad en comunidad, de muchos miembros de familia de cuarta o quinta generación, que no permite fáciles acuerdos de restauración; y también hay una desvalorización de ellas. Proponemos que el alcalde, pues es el que tiene el poder de convocatoria, los reúna y busque proactivamente la conciliación y los acuerdos para mejorar esos inmuebles. Con eso ganan ellos, gana la ciudad y gana el bien común.

En ese camino podría apoyarse con organizaciones como Amigos del Viejo Valledupar, AVIVA, que en los últimos 20 años ha estado insistiendo en la transformación, preservación y el establecimiento de una escuela-taller de restauración. Y espera, como proyecta la Administración, que se conforme la Junta de Patrimonio, a lo que obliga el PEMP. Este también ordenó un ‘ente gestor’ que no se ha cumplido por las sucesivas alcaldías.

Se ha propuesto en estas líneas también la recuperación de las calles 14 y 15 entre las carreras Cuarta y Novena. Puesto que el SIVA, a pesar de haberse incluido en el documento CONPES como vías de intervención, no lo ha llevado a cabo, por razones de financiación y quizá prioridad, podría desarrollarse bajo el llamado ‘urbanismo táctico’, una forma de bajo costo, de señalización colorida y moderna, definiendo áreas vehiculares y peatonales, con materas, e iluminación de gran uso en algunas ciudades. La 14 es la vía bisagra con el Cañahuate. La 15, con el sector más comercial del centro.

Un tema que suscita preguntas por su impacto sobre el centro es la del proyecto que ha prometido la gobernación del Cesar, principalmente de la Avenida del Río y el Malecón, un gran ecoparque en la margen derecha del río hasta El Tarullal. Consideramos que es una decisión que se debe apoyar. Pero, al tiempo, observar en detalle. Los barrios ilegales de la margen derecha han sido caldo de focos de delincuencia y pobreza, de migrantes. También de ciudadanos trabajadores honrados que intentan llevar el pan a su familia. Hace poco resaltábamos la creatividad de los niños de esos barrios, mal vistos en algunos círculos sociales. Una inteligente política de reubicación y, en algunos casos de formalización de sectores específicos y mejora de servicios, junto a la habilitación de amplios espacios verdes para la ciudad, beneficiaría al centro histórico. En la actual etapa de diseño debe escucharse a los gremios, de arquitectos e ingenieros, a los gremios, a AVIVA.

Integrar el centro histórico al río transformaría la vida. Lo lógico es que por la calle 16 se llegara a su ribera caminando o en bicicleta en una atmósfera de aire puro, sendero y paisaje. Y que los moradores reubicados se localicen en viviendas próximas en las zonas del Carmen, y no como se ha hecho sin logro en la distante periferia. Camacol podría invitar, junto a la alcaldía, y la Sociedad de Arquitectos que lanzó con Arquitectura de La Andina un concurso de proyectos urbanos.

Es perentoria la modificación del PEMP, instrumento fundamental; presente tarea del Municipio y la Nación, que, valga recordar, en su Plan Nacional de Desarrollo para el Cesar, asumió el expreso compromiso de revitalizar el Centro Histórico.

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