El revisionismo es una corriente dedicada a la interpretación de hechos histórico, por lo general levanta polémicas considerables teniendo en cuenta que es muy difícil apartarnos de las cosas que por mucho tiempo hemos creído, además desde la infancia nos enseñan que algunos acontecimientos tienen el carácter de invariables, por ejemplo decir que Barrabás el elegido por el pueblo judío en lugar de Jesús para salvarse de la crucifixión era una especie de Robin Hood, lo que en estos tiempo llamaría un revolucionario, para muchos sería una blasfemia que merecería la excomunión en el caso de los católicos, claro está que en otros tiempos decir una cosa de esas significaba una pena de muerte.
Otro caso de hechos sometido a la valoración de los revisionistas es la curiosidad que para muchos causa un Hitler pasando sus últimos días en Argentina y su posible paso por Tunja, rechazando de plano la versión de un suicidio del Führer al saber que se encontraba cercado por las tropas de las fuerzas aliadas y por eso decidió ahorrarle el trabajo a sus enemigos.
El homicidio de Jhon F. Kennedy es otro ejemplo de la interpretación de los revisionistas que han dejado sin piso las conjeturas de un solo homicida con ideas comunistas, considerando que Lee Harvey Oswald solo fue un instrumento que ayudó a ocultar a los verdaderos responsable del crimen más estremecedor de los U.S.A en la segunda mitad del siglo XX.
La discusión la semana anterior fue provocada por la señora María Fernanda Cabal, famosa por sus comentarios controversiales levantando ampolla en un sector de la opinión por lo general los de la orilla ideológica opuesta a la de la congresista, pero sin lugar a dudas la salidas de esta señora cumple con su objetivo, colocarla en el centro de atención que le permita mantenerse vigente en los medios sin importar si sus posiciones tengan verdaderos sustento académico, científico o histórico.
El problema no radica en lo que piensa la señora Cabal, al fin y al cabo es parte de lo que un sector del país piensa de uno de los hechos que marcó nuestra historia contemporánea; para ese sector nunca ha existido una lucha por reivindicaciones sociales, solo una parte del país que durante años se ha dedicado a robar y matar mientras una élite disfruta de los privilegios que le exprime al Estado; lo verdaderamente preocupante es que en Colombia se inocule una ofensiva forma de ver el pasado con el único interés de darle forma y justificación a una posición política, que se vale de cualquier mentira para darle vigor a sus convicciones, al igual que en el Nazismo para convencer a sus simpatizantes de la existencia de la supremacía blanca hicieron correr la creencia de que Dios era Alemán.
Desconocer los abusos de la United Fruit Company, las exigencias de los trabajadores de nuestro Caribe y el precio que pagaron por hacer valer sus derechos es ignorar un referente de la lucha obrera en Colombia y perder el contexto de las causas de los problemas actuales; semejante dislate ni siquiera sería una reflexión propia de los revisionista, nada más sería un capricho oscuro que degradaría la narración a una ucronía motivada únicamente para la futil pretensión de lo que llamamos robar pantalla.