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Revelación 2000, viacrucis y título

JOAQUÍN RAMIREZ/EL PILÓN Los jugadores de Revelación 2000 llegaron anoche a Valledupar con el trofeo en su poder. Cortesía/El Pilón

Una bota dañada en medio de la final disputada entre Revelación 2000 y el Club Lanceros de Bolívar, hizo que el alero vallenato Jairo Andrés Camacho Romero se tocara la cabeza en señal de que algo sucedía. Rápidamente, la entrenadora del quinteto que representaba al Cesar se acercó para conocer de primera mano la razón de preocupación del jugador, y se llevó la sorpresa al constatar que Camacho no podía jugar bien porque el calzado especial para jugar baloncesto estaba totalmente destruido, y lo peor es que no tenían uno de repuesto.

“Yo me asusté porque no servía el zapato y estábamos abajo en el marcador. No podíamos darnos el lujo de seguir así, por lo que tuvimos que pedir ayuda a Bogotá, a quien derrotamos en la semifinal, a ellos le pedimos que nos prestarna un zapato y Camacho jugó con uno verde y otro blanco”, afirmó Moscote.

Pero ese no fue el único inconveniente que tuvieron que superar para estar en el coliseo Bernardo Caraballo de Cartagena. Empezando porque le cerraron las puertas en Serdeportes y en Indupal para el viaje.

“Nosotros clasificamos en la regional aquí, quedamos de segundos, después de Trotamundos de Atlántico, fuimos a pedir ayuda pero nos dijeron que no había presupuesto”, añadió.

Al no tener recursos, gestionaron ayudas a través de padres de familia. Gota a gota fueron llenando ‘el vaso’ y encontraron en la empresa de transporte Copetran, un aliado para poder trasladarse hasta la ‘heroica’.

“Fue la única empresa que nos apoyó, yo me cansé de insistirle a Jader Acosta; recuerdo que la última vez hasta le dejamos el trofeo en su oficina, pero ahora nos dijo que no había disponibilidad. Lo mismo pasó con José David en Indupal, me dijeron que no había recursos. No se pudo, yo les advertí que nosotros nos preparamos muy duro y que sembrarían en buena tierra”, dijo la entrenadora.

Moscote manifestó que no piensa en las puertas que se le cerraron, y que al contrario dejaron en alto el nombre del Cesar y de Valledupar al ganarle a selecciones fuertes del deporte de la pelota naranja en todo el país, por primera vez.

Cuando encontraron la manera de participar en el evento de talla nacional, el club Revelación 2000 se quedó en una casa prestada.

“La única casa que encontramos está en San José de los Campanos en Cartagena. Llegamos a encerrarnos porque el sector era peligroso y nos tocó dormir con las puertas abiertas porque no había abanico. Pero nos sobró amor en esa casa. La señora sufre de osteoporosis y aun así nos atendió. Los jugadores cocinaban y nos ayudábamos entre nosotros”, dijo.

Después de tantos sacrificios, los nueve jugadores salieron adelante. En la final buscaron cambiar el marcador que estaba 22-12 en los primeros dos cuartos a favor de Lanceros, y fue así cuando se dio el relevo y ajustaron la defensa para poner el tablero en 51-40, nueve puntos valiosos de diferencia que le dieron el título a Revelación 2000.

“Todos sufrimos, nos esforzamos, al final Dios nos dio la victoria. Fue una bonita experiencia porque aprendimos muchísimo. Nos preparamos duro, hubo ratos difíciles pero ganamos y eso es lo que importa”, dijo Miguel Charris Vargas.

Después de celebrar y abrazar el trofeo, la emoción se vio opacada por otra barrera. No tenían dinero para el almuerzo y tampoco para transportarse hasta la casa donde estaban alojados.

“Hablamos con uno de los directivos y nos solucionó enviándonos el almuerzo, nos tocó pedir. Lo solventamos, y luego también solucionamos para volver a casa en buseta, que luego nos dejó lejos y nos perdimos para llegar. Pero Gracias a Dios estamos aquí y con el trofeo en la mano”, dijo Biunis Moscote.

El positivismo y la fe que impregna esta entrenadora a sus alumnos los ayudó a seguir adelante. Ahora, al reflexionar sobre todo lo que vivieron concluyeron con frases como: “cuando hay sacrificio, hay victoria”.

“Cuando uno es diligente, uno obtiene resultados”, “hay que creer y tener mucha fe que podemos hacerlo” y “después de una gran tormenta viene una gran bendición”.

Además de ganar el título con una campaña perfecta al derrotar a siete equipos en igual número de partidos disputados, el Cesar se quedó con el reconocimiento de tener el mejor jugador del torneo en manos de José Alejandro Quitiaquéz.

Campaña perfecta

Revelación 57-53 CBC de Cundinamarca
Revelación 47-35 Halcones de Valle del Cauca
Revelación 40-37 Trotamundo de Atlántico
Revelación 60-32 Los del Sur de Putumayo
Revelación 61-30 Esliba de Norte de Santander
Revelación 59-27 Esbar de Bogotá
Revelación 51-40 Lanceros de Bolívar

El quinteto cesarense tuvo que pasar por muchos inconvenientes para participar en el torneo nacional. Con hambre de triunfo y una campaña perfecta fueron campeones.

 

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