No sé si es lugar común empezar diciendo que debe asociarse los rasgos de la personalidad con las características físicas de una persona. Igualmente viene de decirse que el rostro es el principal delator de nuestras emociones.
Observar el rostro casi siempre endurecido del expresidente Uribe con tic nervioso en la comisura de los labios, delata a un hombre esencialmente soberbio y autócrata. Su expresión facial lo advierte personaje deletéreo. Iracundo. Solo se admira el mismo. A la senadora Paloma Valencia, aunque mejoró su pelo que parecía sucio, ahora ordenado, la sonrisa -en labios delgados- la denota perceptiblemente burlona, sarcástica y hasta sombría. No se, pero tiene amargura y, el senador José Obdulio Gaviria goza de merecidas facciones sustancialmente cínicas. Nunca mantiene la frente en alto. De ojos pequeños, pero turbios. Pienso es cuasi culto. Pero persiste, antipático, talentosamente sinuoso. Y lo sabe.
Santos obviamente con fisonomía ‘maluca’, lo privilegia ser Presidente que lo hace a ojos vistas atractivo y por ello se ofrece pretendidamente jovial y generoso, pero es connaturalmente enigmático. Reservado. Sin duda ha mejorado -para bien- su lenguaje corporal. El senador Roy Barrera de igual modo poco agraciado; definitivamente sus aspectos ponen de presente un personajillo ventajoso y oportunista. Fanfarrón pero ingenioso. Un tanto inteligente cuando apunta con el dedo índice. Y el senador Benedetti, es un gomelo viejo, perspicaz y con mucha, muchísima suerte para que lo que dice con ojos movedizos, maliciosos, tenga resonancia en los comentarios de la patria. Dicharachero.
En la manada feroz de la Farc, la fauna salvaje es sanguinariamente multiactiva. Todos son substancialmente desfachatados. Sinvergüenzas. Cansados. Barrigudos. El campechano de ‘Timochenco’ tiene cara curtida, rostro extraña y ligeramente afable. Esconde unos ojos vivaces y embusteros. Saluda sobreactuado. Por el contrario alias Iván Márquez, su rostro ovalado es invariablemente impúdico y perpetuamente cínico. Siniestro. Vengativo. Hasta se auto-menosprecia. Los demás lo mismo de todos ellos juntos. Tenebrosos.
Ahora bien: ¿Qué es el Plebiscito?. Repuesta elemental: es el pronunciamiento del pueblo convocado por el Presidente de la República, mediante el cual apoya o rechaza una determinada decisión del Ejecutivo (L. 134/94, art. 7)
Por favor, el tema de la cruenta confrontación de un grupo rebelde como las Farc con el Estado nos afecta a todos, luego si el Presidente convoca con miras a tomar partida en esa decisión trascendente y de teoría política, por supuesto que como ciudadanos debemos participar en el destino colectivo. No ser indiferentes. Es un proceso decisorio no electoral que incidirá significativamente en el rumbo de la vida del país. Así las cosas, la pregunta en el Plebiscito no puede ser asertiva, SI o NO, sino Apoya (X) O Rechaza (X) el Acuerdo de Paz pactado entre el Estado y el grupo guerrillero de la Farc, integralmente divulgado en su texto final, que declaro lo conozco. No es cuestión de votar sino de decidir.
Los predicadores de arriba habrán de expresar en sus rostros y ademanes, posiciones inevitablemente encontradas. Lo que si no está bien en esta cruzada es que los adversarios procuran manipular la inasible opinión publica. Uno se asoma en un recorrido por las redes sociales y ahí lo que percibe es mayormente disparates de la gente del común.
La paradoja brutal es que el tema que convoca el Plebiscito justamente es el valor supremo de la paz y se discute y debate con encono. Con rabia. Las razones son desmedidamente de confrontación diabólica y no dialéctica.
Intolerantes. Unos y otros quieren matarse para edificar la paz. -Bendito sea el Señor en la naturaleza humana y sus múltiples contradicciones-. ¡Yo apoyo el plebiscito!