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El reto de los concejales de Valledupar

Con el fallo del Consejo de Estado que anuló la elección de los concejales de Valledupar del contralor municipal, Álvaro Castilla, quedó demostrado, esta vez sí en firme, que se equivocaron de cabo a rabo. El fallo anula el acto de elección de Castilla Fragoso para el período 2016-2019, contenido en la sesión del

Concejo de Valledupar el siete de enero pasado y revoca la decisión de primera instancia a favor de este, emitida el pasado 21 de septiembre.
La demanda contra la elección que hicieron los concejales la interpuso Omar Contreras (actual Defensor del Pueblo del Cesar) porque los corporados no tuvieron en cuenta su nombre a pesar de que obtuvo el mayor puntaje entre los aspirantes al cargo de contralor Municipal.

Sí bien es cierto que los concejales se salvaron de la sanción disciplinaria que fue fallada a su favor en segunda instancia en la Procuraduría General de la República, el Consejo de Estado no les perdonó su inclinación política por Castilla, cuyo impedimento ético para contralor a la administración municipal era obvio: fue financiador de la campaña a alcalde de Augusto Ramírez Uhía, que al final salió vencedor, y fue precisamente él el que inscribió ante la Registraduría el movimiento Valledupar Avanza.

Por más de siete años, desde el año 2008, hasta el 2015, el programa Valledupar Cómo Vamos mostró la percepción de los vallenatos frente a la gestión del Concejo de Valledupar. Siempre se rajó, los vallenatos no sabían qué hacía el Concejo y no lo veían como sus interlocutores antes el gobierno municipal. Este Concejo, aunque renovado, también ha pasado inadvertido, han sido más los desaciertos que los aciertos, y se les nota su desmedido papel de “aprobadores” a pupitrazo limpio de los proyectos del Alcalde.

El control político que por naturaleza deberían hacer, ha sido tenue, casi imperceptible y difícilmente podrán mostrar garras en el recinto porque están más pendientes de los compromisos políticos que de los compromisos que hicieron con la comunidad cuando se posesionaron el primero de enero pasado.

Ahora que finaliza su primer año de gestión, deberían repasar el artículo 313 de la Constitución Política que trata de las funciones de los concejales. Aún es tiempo de enderezar el camino y de satisfacer no los apetitos sensibles de los que habla Platón, sino los de la comunidad, que son su fin noble.

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