De acuerdo con el estudio realizado por Instituto Noruego de Salud Pública, es alta la preocupación para las escuelas, los padres y los formuladores de política la forma en que el uso de teléfonos inteligentes afecta el bienestar y el aprendizaje de niños y adolescentes.
Combinando datos administrativos detallados con datos de encuestas sobre las políticas de teléfonos inteligentes de las escuelas secundarias, junto con un diseño de estudio de eventos, evidencian que la prohibición de los teléfonos inteligentes disminuye significativamente la utilización de atención médica para síntomas y enfermedades psicológicas entre las niñas, niños y adolescentes. Estos efectos son mayores para los entornos socioeconómicos bajos.
El informe noruego coincide con los hallazgos de un informe reciente de un estudio realizado en 14 países por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) que provocó este titular en el Washington Post: “Las escuelas deberían prohibir los teléfonos inteligentes. Los padres deberían ayudar”. El estudio recomienda prohibir los teléfonos inteligentes en la escuela para estudiantes de todas las edades y dice que los datos son inequívocos y muestran que los países que imponen restricciones ven un mejor rendimiento académico y menos acoso.
Es un debate tenso, que genera frustración entre los educadores en Estados Unidos, quienes dicen que los estudiantes están menos concentrados que nunca mientras las escuelas luchan por hacer cumplir las políticas de limitación de teléfonos celulares, y la ira de algunos padres, preocupados por un posible tiroteo cuando no pueden comunicarse. quienes insisten en que necesitan poder comunicarse con sus hijos en todo momento.
Los estudiantes admiten abiertamente que sus teléfonos celulares los distraen y que se concentran mejor en la escuela sin ellos. Al respecto, la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Boston, realizó un experimento con sus alumnos que respalda la sospecha: teléfonos móviles + aulas = mal entorno de aprendizaje.
El debate sobre la restricción del uso de dispositivos móviles en entornos educativos no es nuevo. Todos los estudios realizados conviven con un contrasentido: involucrar la tecnología y que los jóvenes desarrollen habilidades digitales. Por otro lado, la UNESCO, insiste en la necesidad de implantar directrices claras para el uso de la tecnología en entornos educativos para garantizar que evite daños a la salud de los estudiantes y a la sociedad en general.
En Colombia, en 2022, el expresidente Iván Duque sancionó una ley que establece límites al uso de objetos electrónicos en las instituciones educativas del país. En ese sentido, 27 colegios privados de Bogotá, agremiados a UNCOLI (Unión de Colegios Internacionales) decidieron implementar una restricción en el uso de dispositivos móviles incluidos celulares, relojes inteligentes y otros aparatos de uso personal.
Los avances tecnológicos se consideran comúnmente como un aumento de la productividad. La tecnología moderna se utiliza en el aula para involucrar a los estudiantes y mejorar su desempeño. Sin embargo, también existen posibles inconvenientes, ya que los estudios demuestran que provocan distracciones. Deben darse las directrices para el uso de la tecnología en entornos educativos, pudiendo lograr un equilibrio, en aras de mantenerse abiertos a la tecnología, sin que ello implique que tengamos que aceptar todos sus usos.
@LuchoDiaz12