‘No hay plazo que no se venza, ni deuda que no se pague’. La sabiduría popular no se equivoca, comenzaron a cobrar los peajes sin importar las ahogadas voces con noticias de un gran negociado disfrazado de Asociaciones Público Privada, nada diferente al descarado recaudo de dinero a favor de particulares, aprovechando la infraestructura vial financiada con recursos públicos.
La complicidad de nuestros congresistas y autoridades regionales permitió que se consolidara un negocio donde se valorizarán las fincas vecinas de los escasos 14 kilómetros de carretera que construirán y en el que algunos políticos gozarán de una jugosa pensión por casi treinta años, mientras los bobos útiles que defendieron la iniciativa ad honoren, con el sofisma de que si no hay peaje no hay mantenimiento vial, pagarán políticamente.
Al final no hubo nada que hacer y aparte de ver enriquecerse a otros con nuestros dineros, que es precisamente la musa de la inequidad social precursora de la violencia, solo nos queda seguir el camino de las herramientas democráticas para sancionar a los dirigentes políticos que golpean a los pueblos que confiaron en ellos, eligiéndolos en los cargos reservados por la democracia para los grandes hombres.
Son ellos los que nos llenaron de peajes nuestras carreteras para engordar sus bolsillos. Los que nos trajeron algunas inversiones para hipotecarnos políticamente. Los que construyeron viviendas y no comunidad. Los que falsearon la voluntad del pueblo con el dinero de la Ruta del Sol. Los que aplaudieron las obras inconclusas para aprovechar las coimas a favor de campañas políticas.
Los que disfrazaron de eficiente gestión las billonarias contrataciones de nuestras riquezas. Los que pactaron la alternación en el poder en una mesa de póker en Bogotá. Los que aprovecharon su abolengo político y la chequera del Estado para imponer candidatos regionales que ahora utilizan como ‘encomenderos coloniales’. Los que utilizan el erario para satisfacer sus caprichos y no las necesidades básicas del pueblo.
Pero el refranero popular también dice que ‘a cada cerdo le llega su San Martín’ y eso será en las elecciones presidenciales del 2018. Será en ese espacio donde revisaremos la responsabilidad política de todos estos desafueros, donde todo el maquillaje mediático caerá y nos levantaremos erguidos para votar por nuestro futuro, que no es precisamente el de los intereses oligarcas de una clase política mentirosa y opresora. Allí recordaremos que el doctor Germán Vargas Lleras es el artífice de la frustración sufrida en nuestro departamento, que es el representante de una de las más rancias aristocracias bogotanas y dueño de un despotismo consentido por un sector de la prensa, pero que un expresidente liberal magistralmente describe diciendo que “más parece un potro cerrero que un inteligente estadista”. No podemos elegir a quien luego nos volverá a golpear.
Atrévete a pensar en ti y vota libremente. Un abrazo. –