Cada nueve de septiembre en Colombia se conmemora el Día Nacional de los Derechos Humanos. Cada año es la misma fotografía, parece una calcomanía, sin ningún cambio. Los discursos son los mismos, las marchas también y la realidad igual.
En el país la situación no ha mejorado, por lo menos hoy diez de septiembre se comienza a dar un paso significativo con la salida de menores de edad de las filas de las Farc, que para comenzar no debían ser parte de un grupo armado, violando su derecho a una niñez tranquila.
Diversas organizaciones sociales se han dado a la tarea de cuantificar las violaciones de los derechos humanos en Colombia para que no se olvide lo ocurrido. El Movimiento Nacional de Víctimas de Estado, por ejemplo, recuerda que el país tiene una posición de “desprestigio mundial” por es una nación que cuenta con el mayor número de víctimas de minas antipersonal en el mundo, con 6.238 víctimas entre 1990 y agosto de 2007, y además es el tercero con mayor número de desplazados internos (cerca de tres millones de habitantes), después de Sudán y la República Democrática del Congo.
También aseguran que del año 2002 a 2007, 13.634 personas perdieron la vida por fuera de combate a causa de la violencia sociopolítica, y, en los casos en los cuales se conoce el presunto autor genérico de las violaciones, el 75,4 % de los casos se atribuyeron, directa o indirectamente, al Estado y el 24,59 % a los grupos ilegales.
Pero no todas las personas pierden la vida por la violencia. También la pierden porque no pueden acceder a los servicios de salud para aliviar penosas enfermedades, que se convierte en el derecho más vulnerado, por lo menos es así en Valledupar.
Hace cuatro siglos ya se hablaba de defender los derechos humanos, no en vano el nueve de septiembre se conmemora el Día Nacional de los Derechos Humanos en Colombia para recordar a San Pedro Claver, quien defendió a los esclavos.
El llamado que hacen las organizaciones sociales a unirse para defender los derechos de todos es una invitación que toma más fuerza en este momento que vive el país, en el camino que busca una paz estable y duradera, la cual se construye con respeto y solidaridad.
Ayer fue un día común y corriente en Valledupar. Es tan similar el panorama, que ni siquiera fue centro de interés de la sociedad civil ni de las autoridades. Hay que despertar para hacer otra fotografía y cambiar la calcomanía.