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Resabios de la versión 52

Hace cinco años escribí una columna que bautice resabios del festival. Allí narré algunas inconformidades referidas a asuntos administrativos, logísticos, organizacionales, el pugilato por la administración del Parque de la Leyenda Vallenata, que data del año 2000 y las situaciones que alertaban sobre la inflación de los precios en restaurantes formales e informales, tiquetes aéreos, la boletería para ver los espectáculos y el alquiler de las casas. Un lustro después, encontramos que no ha habido análisis para resolver los factores externos e internos que conspiran contra el Festival Vallenato.

La versión 52 del Festival de la Leyenda Vallenata sirvió para que el vaso rebosara, esa es la consecuencia cuando fallan los controles organizacionales y no se definen acciones de mejora para corregir desviaciones. No sirve para nada minimizar los errores señalando culpables, pero es menester determinar el alcance, es decir, hasta donde llega la acción pública y donde inicia la privada. Incluso es pertinente valorar los gestores de la génesis del festival y su proceso de desarrollo.

El hecho jurídico de la sentencia de la Sección Tercera del Consejo de Estado que ordenó a la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata devolver el Parque de la Leyenda Vallenata al municipio de Valledupar, es una obviedad, porque es su dueño natural. La decisión fue en derecho, por lo tanto, incuestionable. Sobre esta decisión escribí otra columna que bauticé las lecciones del Movistar Arena. Guardando las proporciones insté al gobierno municipal de Valledupar, a analizar las lecciones aprendidas de la negociación realizada por el Distrito de Bogotá con la multinacional Movistar, para la transformación del coliseo el Campin al Movistar Arena, para que bajo la óptica de los elementos de negocio se asegurara la administración, operación y mantenimiento del parque, porque es de absoluta incompetencia mantener ocioso ese escenario durante todo el año o solo utilizarlo algunas veces, o peor aún, decidir con facilismo la cesión a la Fundación del Festival, sin contraprestación alguna y sin mirar ni analizar mejores opciones y beneficios.

No pretendo jactarme considerando mis opiniones como órdenes para el alcalde “Tuto” Uhía, ni mucho menos para la Fundación. Sin embargo, las facultades de administración enseñan que para llegar a la definición de estrategias, primero hay que analizar el contexto mediante el análisis interno y externo. Es de suponer que por no realizar ejercicios de análisis, la mayoría de la gente en Valledupar aparece sugiriendo y recomendando que la Fundación de la Leyenda Vallenata reestructure su base organizacional creando comités o grupos, nada más irrelevante. Bien lo anotan los libros de historia la frase atribuida a Napoleón otros a Perón, lo cierto es que cualquiera de los dos estaban cerca de la verdad sobre lo siguiente: “Si quieres solucionar un problema, nombra un responsable; si quieres que el problema perdure, nombra una comisión”.

No hay que inventar, la Fundación de la Leyenda Vallenata conoce el “core” del negocio, pero si es necesario que convoque a todos los actores, artistas, empresarios, Cámara de Comercio, universidades, gobiernos locales y otras partes interesadas, con el fin de diseñar estrategias que permitan definir controles para solucionar los problemas. Más nos hundimos si patinamos en los charcos pantanosos, hay que trascender como territorio y organización, para hacer lo mismo con el concepto descrestante de economía naranja, a través de la estructuración en infraestructura y elementos que fortalezcan la ventaja comparativa de nuestro folclor vallenato. @LuchoDiaz12

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