Por: Nuris Pardo Conrado
En buena hora destacados vallenatos se hicieron al Valledupar Fútbol Club, estructurándolo, poco a poco, como un equipo deportivo aguerrido que le ha dado muchas glorias a esta ciudad y al departamento del Cesar. Podemos señalar que en el año 2004 participó en la primera B y llegó a uno de los cuadrangulares semifinales; en el 2006 estuvo cerca de llegar a la primera A; al año siguiente igualmente llegó a la semifinal en ambos torneos; en el 2008 llegó a los cuadrangulares finales etc., etc., siempre llenando de gloria a sus seguidores, que día a día crecen más.
Empero, el principal problema que padece el departamento es la falta de escenarios deportivos adecuados y Valledupar no podía ser la excepción. Siempre al deporte se le trata como la cenicienta del presupuesto público, arrojándole con desdén las migajas que quedan de los otros sectores.
Hoy nos embarga el temor por el llamado de atención del Ministerio del Interior a nuestros dirigentes, acerca de la posibilidad real de cerrar el estadio Armando Maestre Pavajeau, por el incumplimiento de los protocolos de seguridad y los planes de acción que garanticen la convivencia en este escenario deportivo, lo cual sería lamentable ya que quedarían nuestros deportistas sin donde jugar y la sociedad civil sin la posibilidad de ir a ver jugar a sus equipos.
Las exigencias del gobierno central se concretan en que las autoridades cumplan con los protocolos para los espectáculos deportivos y que se cuente con la infraestructura adecuada que el deporte requiere. Así se refirió el vice ministro “El llamado principal a los alcaldes es que se esfuercen en diagnosticar la situación de violencia ocasionada por el fútbol en cada localidad, que diseñen y estructuren el observatorio de violencia y definan las líneas de acción en lo social, para atender esta problemática que se ha venido agravando con el pasar del tiempo, no solo en los estadios y en sus alrededores, sino también en las vías”.
Ya están manidas las promesas de gobernadores y alcaldes recién llegados a las administraciones, de hacerle grandes y necesarias inversiones al estadio Armando Maestre, pero solo se queda en eso, simples promesas y el escenario deportivo cada día está más deteriorado, su gramado, sus graderías, y camerinos dejan mucho que desear y ni que decir de sus baños acabados, impresentables a cualquier visitante, develando el menosprecio de los gobernantes por el deporte, cuando se sabe de antemano que la practica de éste aleja al ser humano del ocio, de los vicios y de las malas costumbres.
Deterioro igual se evidencia a los alrededores del estadio convertidos en guaridas de malhechores y sitio de consumo de sustancia psicoactivas.
Sería el colmo privar a la sociedad y a los deportistas de este escenario deportivo, por la maledicencia de unos gobernantes que se empeñan en hacer creer a los incautos, que todo va bien y que vivimos en unos ríos de leche y miel, cuando no se le da la prioridad a las inversiones urgentes. Cuantos años llevamos esperando el arreglo del estadio y hoy lo que abogamos es una plegaria al todopoderoso para que éste no sea cerrado y descanse en paz.
nurispaco@hotmail.com