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Rendición de cuentas públicas

Iván Duque está ad portas de culminar su periodo de gobierno y es menester iniciar el estudio sobre su ejecución. La evaluación de la eficacia y la eficiencia (resultados y procesos) de un mandatario, a cualquier nivel, no se hace por los titulares de prensa ni por los conceptos que aliados o adversarios hagan de sus ejecuciones, porque podrían tener cargas subjetivas a favor o en contra; esto se hace exponiendo los indicadores más importantes, en materia económica, social, ambiental, y la observancia del desempeño en materia de respeto a las instituciones y a la ciudadanía. 

Las cifras hablan solas. Existen dos puntos de corte, la entrada que indica cómo se recibió la institución y la salida, cómo se entrega. En el primer año de gobierno de un presidente, es poco en lo que este incide, la situación está dada y su planificación, si es que existe, opera a partir del año siguiente. Hay variables fundamentales que sirven de portal para entrar a ver qué pasó. 

Por ejemplo, las tasas de mortalidad infantil, TMI, (por mil nacidos vivos menores de 1 año) y mortalidad por desnutrición de la niñez, TMDN, (por cien mil niños menores de 5 años), nos indican qué clase de país somos. Pero estas cifras no las presentan, los gobiernos se concentran en mostrar obras de infraestructura, que si bien son muy importantes, no le dan marca a un país. Estas, cuando hay suficiente dinero se pueden hacer, no tiene mucho mérito, no es problema nada de lo que se pueda resolver con dinero. 

En cambio, el tratamiento de los indicadores sociales, con poco dinero, requiere una buena planificación, esto sí es meritorio. Aquí es donde se ponen a prueba la capacidad y compromiso con el país y el elector. EE.UU, por ejemplo, con toda su riqueza puede construir muchas vías 4G, pero fíjense, tiene una TMI superior a la de Cuba, país donde tampoco mueren niños por desnutrición (OMS) y esta es una marca país.

En 2018, la TMI en Colombia fue 11,3; en 2021 llegó a 16, creció 41,6% en tres años; la TMDN pasó de 9,06 a 13,6, creció 50,1%. Según la Andi, 54% de la población padece hambre y 560.000 niños tienen desnutrición crónica, el 11% de esta cohorte; en La Guajira es el 69%, el segundo mayor exportador de carbón y el primer productor de gas del país. ¿Qué se hicieron las regalías?.

El 42% de los hogares son madres cabeza de hogar. ¿Qué familia? En lo macroeconómico citemos algunas variables, por ejemplo, el PIB que en 2018, ascendió a US 334.2 miles de millones (mM), en 2021 bajó a US223 mM, 33,3% menos. ¿Qué crecimiento?. La tasa de desempleo en 2018 terminó en 9,4%, y en 2021 en 11,2%, 19,1% más alta. En igual periodo, el Gini pasó de 0,517 a 0,539, la desigualdad aumentó 4,2%. La tasa de cambio pasó de $2.900 a $3.720/dólar, esto es, el peso se depreció 28,2%. 

La inflación cambió del 3,2% al 5,62%, creció 75,6%. La deuda pública pasó del 53,6% del PIB al 65,3%, nivel en el cual el país pisa la línea del default (imposibilidad de pagar la deuda); el déficit fiscal en cada uno de estos tres años fue de US 17 millones, 7% del PIB. La producción nacional está en crisis, todo se importa con dólares caros y la economía subterránea crece. En materia de seguridad, la situación es crítica, solo en 2021 hubo 92 masacres y miles de atracos y asesinatos callejeros, en casas y negocios, y centenares de líderes sociales fueron asesinados. 

La corrupción galopa y en materia medioambiental nada bueno hay que mostrar: incremento de la minería ilegal y cultivos de coca, afectación de cuencas y desviación de ríos. ¿Por qué Duque habla de logros? No somos Suiza, este es un país paria.

Por Luís Napoleón de Armas P.

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