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Reinventando la economía

La reapertura de un par de sectores de la economía del país dentro de  la expansión de la cuarentena, al 11 de mayo, logró que los colombianos nos sacudiéramos un poco del pánico que nos produjo la llegada de la pandemia de la covid-19.

Con esta acertada decisión del gobierno Duque, queda demostrado que los protocolos de bioseguridad son la mejor arma que tenemos los colombianos para reactivar muchos negocios en los sectores del transporte, comercio, servicios y agroindustria, en medio de la cuarentena. Lógicamente, nada va a ser igual y todos los negocios, independiente del sector al que pertenezcan, tendrán que reinventarse mientras los científicos encuentren una vacuna.

Seamos honestos, esta crisis no se resuelve desde el encierro. Hay que salir a trabajar para generar ingresos y empleos. El palo no está para cuchara. Esta semana el Dane reveló que en la cuarentena se perdieron 732.000 empleos. De seguir así, va a resultar más cara la medicina que la enfermedad.

A la gente hay que hablarle con la verdad. Papá gobierno no tiene los recursos ($1.9 billones) para subsidiar -con dos salarios mínimos y salud- siquiera a 500.000 personas que venían haciendo sus aportes a las cajas de compensación. El fondo constituido para cesantes sólo tiene en caja  $400.000 millones. En el ministerio del Trabajo, no hicieron bien el cálculo de lo que costaba el Decreto.

Así como los médicos y enfermeras; agricultores y ganaderos; policías y soldados; conductores y rapitenderos, están salvando vidas, protegiendo ciudadanos, produciendo y transportando alimentos a nuestros hogares con protocolos de bioseguridad, el resto de colombianos también debemos hacerlo desde nuestros puestos de trabajo para ayudar a reactivar la economía del país. No hay peor riesgo social y de salud pública que el desempleo, el hambre y la desnutrición.

Indudablemente, el sector agropecuario, puede ser un salvavidas a esta crisis económica y de salud. Desde este espacio, he sugerido varias veces, al gobierno Duque, activar una estrategia eficaz de fomento de la producción de alimentos. Las 4 millones de hectáreas que posee el Estado, resolverían, por ejemplo, la falta de ingresos a 200.000 familias que llegaron del campo a las principales ciudades capitales del país y que hoy viven en extrema pobreza. Se trata de ayudarles a regresar al campo con el combo Mac Donald completo. Tierra, transferencia de tecnología, asistencia técnica, crédito y comercialización de sus cosechas.

Es recomendable que el Gobierno aproveche el “Estado de Emergencia” para sanear la informalidad de los títulos de los predios rurales, aprobar un paquete de recursos públicos para fomentar la inversión en canales, presas y sistemas de riego, arreglar  las vías que conectan los centros de producción agrícolas y pecuario, con los centros urbanos del país y garantizar el acceso a créditos con garantía estatal y seguro de riesgos agrarios, para los proyectos productivos integrados a los clústeres agroindustriales.

Una reflexión final: “En la economía las soluciones rinden más que los problemas; en la política, los problemas valen mucho más que las soluciones”, decía Nicolái Bujarin, economista y político ruso. Con base en esta introspección, en Colombia, deberíamos dedicarnos mucho más a la economía que a la política.

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