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Reforma a la salud: ¿Una esperanza perdida?

Son muchos los años que llevamos los colombianos exigiendo una reforma a la salud, muchos gobiernos lo han intentado, pero intereses de todo tipo, especialmente económicos y políticos, han dado al traste con la ilusión de miles de colombianos que añoran y desean contar con un sistema de salud más eficiente, eficaz y oportuno, bajo el principio de igualdad, equidad y universalidad en la prestación del servicio.

En la actual legislatura fue presentado nuevamente el proyecto, y al igual que el año pasado fue hundido, en esta ocasión obedeciendo a presiones de diversos sectores involucrados en el paro, achacándole una cantidad de arandelas inexistentes en los 68 artículos que contenía el documento original para atemorizar y causar repudio a la población.

La reforma al sistema de salud colombiano debe ser un imperativo y una obligación del Estado en su conjunto, atendiendo al clamor de un pueblo que cada día sufre en carne propia de las falencias de un sistema obsoleto y mercantilizado, secundado por una tramitología que prevalece por encima de la vida de los pacientes que llenos de angustias y desesperos ven como su vida se deteriora minuto a minuto esperando que a las EPS les dé la gana de autorizar o no algún tipo de procedimientos o atención médica especializada. Esta reforma, retirada más por intereses politiqueros y oportunistas, debe ser concertada y decidida con los diferentes actores del sistema para enriquecerla y nutrirla de elementos que la fortalezcan en beneficio de la población y alejarla de fanatismos estériles.

Esperamos que en la próxima legislatura, lejos de la mezquindad oprobiosa de algunos, prevalezca el espíritu patriota y solidario que nos permita por fin ver un gran debate nacional sobre una reforma estructural, amplia y generosa para los hospitales, sus usuarios, sus trabajadores y toda la cadena que hace parte del engranaje funcional del sistema.

Una reforma que le ponga fin a la tercerización laboral que tanto daño le está causando a los trabajadores de la salud y les genere estabilidad salarial y prestacional permitiéndoles una remuneración salarial digna y oportuna, cerrar la vena rota del sistema financiero de la salud generado por una intermediación leonina e innecesaria; eliminar las restricciones para el acceso ágil, oportuno y eficiente a la atención médica especializada; facilitar el oportuno suministro de medicamentos de alto costo; ampliación de cupos para especializaciones en las universidades y disminuir el costo de las matriculas para que los médicos tengan mayores oportunidades de especializarse y cubrir la carencia de especialistas que hoy existe en diversas regiones del país; salud para todos bajo un mismo régimen, eliminando la discriminación existente entre el subsidiado y el contributivo, creando así un plan único de beneficios para toda la población, fortalecimiento del enfoque preventivo en salud (promoción de la salud y prevención de la enfermedad con enfoque comunitario), empoderando la figura del médico de familia dándole mayor capacidad de resolución de los problemas básicos de salud. Fortalecimiento del giro directo a clínicas y hospitales entre otros.

Cabe destacar que me estoy quedando corto en mi apreciación debido a que una columna es insuficiente para tratar todo lo concerniente a este tema tan importante para todos los colombianos, pero el debate debe abrirse de cara al país con seriedad y fundamento en el Congreso de la república. Son muchos los puntos que están por fuera, pero para eso es el debate, y en este sentido todos los sindicatos y asociaciones científicas y de usuarios, están obligadas a hacer su aporte riguroso y oportuno para poder llevar a cabo una reforma profunda y estructural al sistema de salud que nos permita alargar la vida y aliviar el sufrimiento de nuestros pacientes.

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Gabriel Dario Serna Gomez: