Como un verdadero éxito fue calificado por parte de expertos y asistentes el Foro Económico Mundial, versión América Latina, realizado esta semana en Cartagena.
Éxito por la calidad de los conferencistas, los temas tratados y los asistentes al mismo: funcionarios públicos, expertos economistas y empresarios, procedentes de decenas de países de la región.
El evento pintó bien, desde un principio, y el desarrollo del mismo colmó las expectativas de organizadores y asistentes; muy buena la profundidad de los temas tratados, el intercambio de opiniones sobre la situación de la región y el éxito para Colombia, en general, y el gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez, en particular, quien logró proyectar un país viable, luego de su gobierno que tiene resultados que mostrar en materia de seguridad y ambiente para la inversión.
Es de destacar que el balance es positivo para América Latina, insistimos, que supo manejar esta crisis que la tomó mejor equipada que las anteriores. En segundo término, la región tiene hoy mejores políticas económicas macro y sectoriales y así lo percibieron las autoridades y todos los asistentes.
Por supuesto, hay mucho por hacer: se necesitan políticas que logren mayores tasas de crecimiento económico, con el fin de reducir el desempleo, la pobreza y la inequidad.
La Comisión Económica para América Latina (Cepal) considera que este año la región podría crecer a una tasa del 4 por ciento, en promedio, jalonada por el buen comportamiento de Brasil y la recuperación de México, principalmente.
Falta mucho por hacer, es cierto. La región debe seguir diversificando su oferta exportadora, ojalá cada vez con mayor valor agregado. Igualmente, hay que buscar nuevos mercados, mirar al Pacífico, pero también insistir en la integración regional, inclusive mediante la creación de una moneda única regional que facilite un mayor intercambio comercial entre estos países.
Preocupante el tema del armamentismo, que le quita recursos al desarrollo económico y social para destinarlos a material de guerra que, en la mayoría de los casos, no se necesitan.
Otro de los riesgos es el populismo económico; es decir, la propaganda de algunos mandatarios de vender a sus pueblos salidas fáciles a sus problemas económicos y sociales; pero no hay tal. El camino a un mayor bienestar económico y social no está a la vuelta de la esquina y requiere buenas políticas, buenos gobiernos y mucho sacrificio por parte de la población. El reto sigue siendo el mismo de hace varias décadas, reducir la pobreza y la marginalidad.
Es bueno cuando la sociedad civil, a través de la empresa privada, la academia y los centros de estudio, entre otros sectores, se involucra en el diseño y ejecución de las políticas públicas, principalmente las de carácter económico. Nuestros países no podrán mejorar su situación y aliviar la vida de millones de familias pobres y hoy por fuera de los mercados, sino es con políticas serias bien concebidas y enfocadas a mayores tasas de crecimiento económico, con equidad y justicia social. No es un camino fácil.
En el caso de Colombia, el gobierno del Presidente Uribe con eventos como el Foro Económico Mundial, logra mostrar al mundo que somos un país con problemas, pero viable, una nación donde se puede hacer inversión y ganar plata, con una democracia imperfecta pero solida y una estabilidad jurídica y macroeconómica, como pocos países en la región pueden mostrar.
Y finalmente cierra con broche de oro ante la comunidad económica internacional el gobierno de Álvaro Uribe Vélez; América Latina y el mundo le reconocen sus avances en materia de seguridad, control del terrorismo, estabilidad económica y clima de inversión, fundamentalmente. Ha dicho el Presidente que espera que sus políticas se mantengan y se mejoren. Sin duda es lo que los colombianos quieren, más seguridad, más inversión, pero también más empleo, más bienestar para todos y menos pobreza, marginalidad e inequidad.