Los resultados del Segundo Informe Sobre Calidad de Vida del Programa Valledupar Cómo Vamos, dados a conocer esta semana, muestran una serie de resultados y tendencias preocupantes sobre la economía de Valledupar, que consideramos dignos de estudiar y analizar para planear el futuro económico de la ciudad de manera integral, a mediano y largo plazo.
En primer lugar, se destaca que Valledupar es una ciudad con un alto crecimiento demográfico, quizás la segunda en crecimiento en el país, en los últimos años. En setenta años, su población aumentó más de cien veces; pero con una población de desplazados, reinsertados, gente muy pobre y con pocas posibilidades de autogestión económica.
Y en efecto, la ciudad presente un índice alto de pobreza por ingresos, con un 36 por ciento; una indigencia cercana al 5 o al 6 por ciento; y una tasa de pobreza por necesidades básicas insatisfechas, estimada en 27 por ciento; es decir, la tercera parte de los habitantes de la ciudad no tiene resuelta sus necesidades básicas.
Valledupar tiene que hacer un gran esfuerzo, con ayuda del gobierno nacional y departamental, en la lucha contra la indigencia y la pobreza. Esto requiere una planeación económica de largo alcance y con una gran participación de la sociedad civil.
Además, Valledupar es una ciudad universitaria, que recibe una gran población flotante que viene del sur de la Guajira, el sur del Magdalena, el sur de Bolívar, y el sur y centro del Cesar. Esta población presiona por el consumo de alimentos.
No obstante, algunas de esas universidades están formando un recurso humano que poca o ninguna pertinencia tiene con los sectores económicos de los cuales vive la ciudad y la región, como son la minería, la ganadería y la agricultura.
La economía de la ciudad ha venido creciendo con una gran informalidad, es decir basada en el rebusque y las ventas informales, como bien lo han advertido la Cámara de Comercio de la ciudad y Fenalco. Se requiere, en consecuencia, un gran esfuerzo de distintos sectores para buscar propuestas y sectores concretos en los cuales se debe especializar la ciudad, formalizar muchos negocios y absorber esa gran cantidad de mano de obra.
Los sectores con mayor peso en la economía de la ciudad son el financiero, el de servicios y el comercio. Tenemos pocas empresas en la industria, y muy pocas empresas propias. La gran mayoría viene de afuera y es para el sector de comercio y servicios. En ese orden de ideas, Valledupar requiere de un gran esfuerzo en materia de emprendimiento, creación de nuevas empresas y generación masiva de empleos.
La ciudad registra un fenómeno curioso de inflación local y regional. Importa la gran mayoría de los alimentos que consume y presenta un fenómeno de encarecimiento de la tierra y de la vivienda, según ha advertido el Coordinador de Valledupar Como Vamos, José Gregorio Díaz Calderón.
La ciudad presenta una gran pereza tributaria, según Valledupar Cómo Vamos, a pesar del aumento de los recaudos durante la gestión del Alcalde, Fredys Socarrás Reales. Esa baja tributación es consecuencia de una gran desconfianza en sus entidades públicas municipales, debido a problemas de corrupción e ineficiencia, y también debido a la alta informalidad de su economía.
Las tendencias y resultados que muestran este Segundo Informe de Calidad de Vida del Programa de Valledupar Cómo Vamos ratifica que la ciudad requiere una nueva visión de su futuro económico, volver su mirada al sector agropecuario y articular sus sectores a la explotación minera de la Guajira y del Cesar, propósito esquivo a pesar de numerosos estudios y de las intenciones de varios mandatarios regionales. Este documento pone de presente los grandes retos de los sectores público y privado, de la dirigencia política, cívica y empresarial, y es un gran aporte del Programa Valledupar Cómo Vamos a una nueva visión de los problemas de la ciudad.
Queremos destacar, finalmente, que el Programa “Valledupar Cómo Vamos” es una iniciativa que lideran a nivel local la Fundación Carboandes, la Cámara de Comercio, el diario EL PILÓN, Comfacesar y la Fundación Universitaria del Área Andina. Y cuenta, en Bogotá, con respaldo de la Red de Ciudades Cómo Vamos, la Cámara de Comercio de Bogotá, el diario EL TIEMPO y la Fundación Corona, entre otras.