Las encuestas son uno de los muchos instrumentos para medir el estado de la opinión pública. Esta semana se han conocido dos encuestas sobre las cuales queremos compartir algunas reflexiones con nuestros lectores.
En primer lugar, vale la pena hacer algunas precisiones sobre el vago concepto de opinión pública, del cual tanto se habla de manera general, algunas veces con imprecisiones. La opinión pública es un concepto complejo que comprende la opinión de toda la sociedad, desde los estratos más altos hasta los más humildes y desde los más ilustrados hasta los menos cultos. De allí que no sea sencillo conocerla e interpretarla y mucho menos medirla.
Pues bien, con las encuestas se pretende medir los cambios en esa opinión o por lo menos de una parte de ella; se recurre a este instrumento de medición social bajo el supuesto que una buena medición de una parte de la opinión pueda representar, de alguna manera, a toda la opinión. Esto no necesariamente es cierto, ni se logra todas las veces.
La primera encuesta que queremos comentar está relacionada con la popularidad o favorabilidad del Presidente de la República, Juan Manuel Santos, al cumplirse los primeros cien días de su gestión de gobierno; costumbre que viene de la política anglosajona en la cual se considera que con un periodo superior a los tres meses se puede extrapolar los objetivos y programas generales de una administración.
Esta encuesta fue realizada por la firma Ipsos-Napoleón Franco, para la revista Semana, en las diez principales ciudades del país. La encuesta muestra una buena imagen del Presidente Santos, en este corto periodo de su gobierno, mucho mejor a las de sus antecesores, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, en el mismo periodo. En efecto, la imagen favorable es del 73 por ciento, la desfavorable del 14 por ciento y el resto marca como no conoce o no tiene ninguna opinión con el 13 por ciento.
Las personas encuestadas ven con buenos ojos que Santos gobierne con otros partidos (76 por ciento); aprueba el manejo de las relaciones con Venezuela y el Presidente Chávez (84 por ciento); y muestra una gran división, muy pareja, en esa “opinión” sobre si Santos debe ser la continuidad o un cambio frente al gobierno del Presidente Uribe.
Igualmente, es favorable la percepción de la gente frente a temas como la devolución de tierras a las personas que se las han quitado de manera violenta (95%), la ley de víctimas (75%), y la propuesta de una distribución de regalías a todo el país (72%).
En términos generales, los encuestados aprueban la gestión del gobierno, (69); en materia de relaciones internacionales (83%), seguridad (80%), lucha contra la corrupción (71%), relaciones con el Congreso (71%), inversión social (63%) y economía (61%), con excepción del tema del desempleo, en el cual la gente desaprueba la estrategia en un 56%. A grandes rasgos, concluye el análisis de la revista Semana, Santos Calderón vive un periodo de luna de miel con la opinión pública.
De otra parte, se ha conocido otra encuesta, financiada por la firma Cifras y conceptos, que gerencia el economista y exdirector del Dane, Cesar Caballero, que vale la pena consultar y estudiar con detenimiento. Según esta encuesta, ha cambiado de manera significativa la percepción de los colombianos sobre los principales problemas del país.
El tema de la seguridad ya no figura en el primer lugar de las preocupaciones, ahora esta lugar lo ocupa el desempleo y la pobreza; seguido por la lucha contra la corrupción y la necesidad de un mayor crecimiento económico. La diferencia de esta segunda encuesta radica en que fue realizada entre líderes de opinión, es decir funcionarios públicos de primer nivel, empresarios y directores de medios de comunicación, y su interpretación requiere un mayor detenimiento.
La realización de encuestas es una práctica muy utilizada por los medios de comunicación, como también por otro tipo de instituciones, incluyendo los gobiernos; insistimos, son un instrumento para medir el clima de esa opinión y le pueden servir al gobierno como insumo para su proceso de toma de decisiones en distintas políticas públicas. Pero las mismas no pueden sustituir el difícil arte de gobernar en el Estado de Derecho que nos rige.
Ojalá el Presidente Santos no vaya a incurrir en el grave error de gobernar por encuestas; muchas veces a los gobernantes les toca adoptar decisiones impopulares, en el momento preciso y debe hacerlo, así sea a costa de su popularidad.
Sin duda, el gobierno del Presidente Santos pasa por un buen momento, pero independientemente de esa coyuntura esperamos que su gestión se concentre en objetivos de mediano y largo plazo en materia de los grandes retos que el país tiene en materia política, económica y social, etc, como lo señala la segunda encuesta y como manda el Estado de Derecho y no con el Estado de opinión como lo hicieron otros gobernantes.