Se celebra hoy el día internacional del Medio Ambiente. Lamentablemente, este tipo de celebraciones muchas veces pasan sin pena ni gloria, como se dice popularmente. Sin embargo, esta conmemoración si que debería ser, por obvias razones, un motivo especial que vaya más allá de la reflexión sobre la importancia de reconocer, conservar, cuidar el agua, el aire, la flora y la fauna, es decir todo lo que constituye el medio ambiente.
Y para comenzar, es necesario recordar que el Día Mundial del Medio Ambiente fue establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas, por resolución desde el 15 de diciembre de 1972 , cuando se dio inicio a la Conferencia de Estocolmo, Suecia, cuyo tema central fue el Ambiente. La fecha se celebra desde 1973.
La Asamblea General de la ONU también aprobó la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).[]
La celebración es un instrumento por medio del cual la Organización de Naciones Unidas busca sensibilizar a la opinión mundial, en relación con los múltiples temas ambientales que tienen que ver con la economía, la vida en sociedad, la naturaleza y la preservación misma de la vida humana en el planeta que habitamos.
Su objetivo es motivar a las personas y a las instituciones públicas y privadas, para que se conviertan en agentes activos del desarrollo sustentable y equitativo; promover el papel fundamental de las comunidades en el cambio de actitud hacia los temas ambientales, y fomentar la cooperación, pues sólo ésta garantizará que todas las naciones y personas disfruten de un futuro sano y seguro.
Colombia cuenta con muchas normas que hablan de la necesidad de cuidar, conservar y preservar todo lo que constituye el medio ambiente, inclusive contamos con un famoso Sistema Nacional Ambiental, pero una cosa es la teoría y otra, bien distinta, es la práctica. Algunas de estas normas son letra muerta y problemas como el manejo de la ola invernal, para citar sólo un caso ratifican que no existe tal sistema, en la realidad.
El tema de una política ambiental efectiva y de largo plazo debe ser liderado por el Gobierno Nacional, pero no debe dejarse sólo en la esfera del sector público. A la larga, se trata de un tema que debería estar bajo el liderazgo de organizaciones de la sociedad civil, teniendo en cuenta la corta duración de los funcionarios públicos en Colombia. Ojalá se pueda apoyar más a las Organizaciones No Gubernamentales que trabajan en el tema y el sistema educativo, por su papel como formador de las nuevas generaciones, como también el tratamiento que los medios de comunicación le damos al tema.
Sin embargo, vemos que en nuestro medio, en Valledupar y el Cesar, pocas entidades y personas se acordaron de este día, que debería tener, insistimos, una mayor connotación no sólo en las entidades públicas encargadas del tema, sino que debería ser conmemorado en serio y con trascendencia en las escuelas, colegios, universidades y también en las empresas.
No obstante esa realidad, abogamos por unas políticas ambientales serias, realistas y sostenibles, que le ayuden a nuestro país – y a nuestra región- a preservar su biodiversidad, hoy amenazada por distintos factores incluyendo entre estos la misma pobreza, pero también el afán desmedido de riqueza y la falta de una visión integral del desarrollo, que haga válido el criterio de la sostenibilidad.
Reconocemos la labor de las entidades públicas y privadas que trabajan en este importante tema; como también a algunas personas que de manera aislada, pero desinteresada vienen luchando por la conservación de un medio ambiente sano, hoy amenazado por el desarrollismo y – en nuestro medio- por la explotación minera con poca supervisión y control.