El primer avance de resultados del censo agropecuario realizado por el Dane en las zonas rurales de los 1.101 municipios del país, nos permite –al igual que el Presidente Santos- hacer varias reflexiones.
En primer lugar, se comprobó que la política agraria diseñada -hace 25 años atrás-por los exministros de Agricultura que hoy integran la Misión Rural, fue un fiasco total. Fracasaron con la política de asistencia técnica que impulsaron a través de las politizadas e ineficientes Umatas municipales. Solo el 9% de los productores -de 11 millones que hay en el país-, recibe este servicio. A buena hora el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, decidió prestar este servicio mediante convenios de cooperación con las organizaciones campesinas y los gremios de la producción agropecuaria nacional para mejorar la productividad, competitividad y rentabilidad de los negocios de los pequeños productores.
También se pifiaron con la política de crédito agropecuario. 25 años después de haber creado el Sistema Nacional de Crédito Agropecuario, solo el 11% de los campesinos tienen acceso al crédito y el sector apenas alcanza un 2% en la participación de la cartera bruta del sector bancario. Si bajamos la tasa de interés al sector productivo, ampliamos los plazos de los créditos de inversión, incentivamos el seguro agrario y aumentamos el porcentaje de validación de las colocaciones de cartera sustitutiva de la banca privada, resolvemos en gran parte los cuello de botella al acceso al crédito.
Tampoco le pegaron a la política de tierras. Las UAF, las controvertidas Zonas de Reservas Campesinas y la adjudicación de predios baldíos sin previa estructuración de un proyecto productivo viable, tiene al 45% de los campesinos sumidos en la pobreza y al resto viviendo del arriendo de sus parcelas. La inversión privada en el campo está prácticamente congelada. Para resolver este despelote, el Gobierno está tramitando ante el Congreso de la República, un proyecto de Ley (ZIDRES) que permite un uso eficiente de los baldíos del Estado, evitando la concentración de la propiedad rural.
El Censo también desnuda el fracaso en la política de ciencia y tecnología y de distritos de riego. El informe muestra una fuerte caída en la productividad y un alza en los costos de producción. Habrá que direccionar esta política a través de los centros de investigación de los gremios agrícolas y pecuario, implementar un programa de chatarrización de la obsoleta maquinaria agrícola del país y crear las APP para el manejo hídrico con subsidio a la tarifa del consumo del agua y energía.
Lo más decepcionante de los resultados de este censo agropecuario, es el abandono del Estado en materia de cobertura en educación rural. Es una vergüenza, que el 73% de los jóvenes del campo no tengan acceso a educación, el 12% sean analfabetos y que el 73% de los niños (menores a 5 años) tengan que quedarse en casa con sus madres porque no tienen una escuela o jardín escolar donde asistir. Ministra Gina Parodi, urge construir las escuelas rurales.
Tiene razón el presidente Juan Manuel Santo, al afirmar que “El país había abandonado el campo” y que “falta todo por hacer en el campo”, pero no con los mismo que cometieron los errores del pasado, porque nos pueden conducir nuevamente al fracaso. Más que entidades nuevas, el campo necesita líderes con sentido común y compromiso.
* Consultor en financiamiento agroindustrial
Indalecio Dangond