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Reflexiones finales sobre nuestros aires vallenatos

Por: Jorge Nain

Para cerrar temporalmente el tema del merengue vale la pena transcribir un comentario que en una de las redes sociales le hace a la columna anterior el estudioso y experto en estas lides Félix  Carrillo Hinojosa:

“Estimado Jorge, no olvidemos que esos ritmos nacidos en Colombia y cuya influencia de 20 o más mezclas son como los dedos de la mano, son de ella pero son diferentes. No es que uno geste al otro sino que unos fueron más divulgados  que otros y son más reconocidos. Por eso vamos a encontrar puntos de encuentros armónicos entre unos y otros, por citar ejemplos: miremos esa correspondencia armónica entre el currualo, bambuco, merengue vallenato y fandango, lo que al final cuenta es que son ritmos hermanos. Todos tienen su valía y le corresponde a los nativos de cada zona del País donde estén los mismos, es hacerlos más grande y mostrarlos a otros mercados. En la medida en que luchemos por defender las músicas locales que tenemos, nuestra música colombiana será más reconocida. No olvidemos que la caja vallenata es producto del zambaje. El merengue vallenato tiene su estructura rítmica variada en el que se puede percibir toda esa influencia de las 20 o más mezclas que hay en nuestra música. Al final de cuentas, lo que debemos defender de cada una de las músicas locales de Colombia es su espíritu, el cual pese al avance de los caminos que ella recorra, no debe ser maltratado ni tergiversado. Al Vallenato al igual que el resto de nuestras músicas locales hay que protegerla sin caer en proteccionismo.”

Y el brillante compositor chocoano, William Klinger Brahan, quien recorre y gana en muchos de los festivales folclóricos de nuestra región, me escribió sobre el tema lo siguiente:

“LA INNEGABLE COINCIDENCIA ENTRE LA CHIRIMÍA Y EL VALLENATO

El término chirimía se utiliza para denominar de manera general la música folclórica del departamento del Chocó, la cual encierra una impresionante variedad de ritmos, currulao, abozao, tamborito, son chocoano, bambazú, levanta polvo, juga, etc., esta música no es suficientemente conocida en los contextos nacional e internacional, pero su divulgación avanza aunque a pasos lentos; ya una canción de chirimía “La vamo´a tumbá”, autoría del maestro Octavio Panesso, alcanzó a ser el tema de la Feria de Cali y es bailado y cantado hasta el delirio, en todo el pacífico colombiano e inclusive en algunos lugares del interior del país.

Mi sola presencia en Valledupar durante el pasado Festival, el ver la forma como se viven y se cantan los diversos aires musicales de este prestigioso folclor y el hacer un análisis poco profundo de su estructura melódica, me bastó para descubrir la innegable coincidencia existente entre la chirimía y el vallenato, para saber con absoluta seguridad que el hecho de ser el currulao y el abozao ritmos 6 x 8, los hace similares al merengue y la puya vallenata, que inclusive la jocosidad que generalmente expresan las letras de un abozao y una puya son sorprendentemente coincidentes, que cantar un tamborito, máxima expresión musical de la Costa Pacífica chocoana, es equivalente a cantar un son vallenato, y que la salsa que se compone en el Chocó y el son chocoano de nuestra chirimía, son en esencia paseos vallenatos.

Lo anterior explica la razón por la que sin cambios de estructura importantes, los HERMANOS ZULETA interpretaron “MI PUEBLO NATAL”, composición del maestro chocoano Jairo Valera Martínez, publicada en versión de salsa por el GRUPO NICHE, así como la facilidad con las que después del festival tomé mis composiciones de chirimía y con el dejo del folclor del valle, las pasé de manera inmediata, sin esfuerzos mayores a sones, paseos, merengues y puyas; “EL SALAO”, por ejemplo, un conocido abozao que me grabó BAMBAZULÚ, lo hice en puya con la ACADEMIA, contando con una interpretación magistral de acordeón del Rey Vallenato. La coincidencia es tan impresionante que las diferencias se pueden evidenciar tan sólo en los instrumentos interpretados en cada caso, chirimía y vallenato parecen una misma cosa, lo que hace la tambora en la chirimía, lo hace la caja en el vallenato, lo que hace el acordeón en el vallenato, lo hace el clarinete y el cobre.
En adelante,  le agregaré más evidencias empíricas a esta teoría, por ahora les prometo que voy a grabar un currulao del pacífico, como un merengue del norte, no olviden, “mi mujer empezó a quejarse de un dolor en una muela, justo en la noche de bodas, ay que pena con mi suegra, era casi media noche y la muela le dolía y ya muy desesperada mi mujer fuerte decía, papito sóbame que me duele mucho, que cosa tan dura, ya no aguanto más, tápame la boca que voy a gritar, papito, papito sácamela ya…”.
Fíjense ustedes en esta letra, sabrosa por ser 6 x 8 yjocosa por ser currulao.”

No hubo espacio para colofón y como diría Diomedes, se las dejo ahí.
jorgenainruiz@gmail.com

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