Los colombianos de todos los estratos nos levantamos y nos acostamos diariamente, asumiendo cargas impositivas a favor del erario, por distintas causas y razones, que están afectando hasta la salud de muchos colombianos, que dada las complejas dificultades sociales, económicas y políticas, que atraviesa nuestra nación, los están llevando a depresiones, producto de esa presión de responsabilidades que nos caracterizan.
La población del departamento del Cesar no está ajena a la crisis que nos embarga y que se siente en cada familia cesarense; sin contar con las evidencias de ver en las calles de los bienes inmuebles que se venden y se arriendan; en el mismo sentido en el sector rural, fuente principal de nuestros ingresos, donde las fincas están en el mismo mercado sin que haya clientes que se interesen por adquirirlas.
Señores diputados, la lectura es clara e indiscutible, no tenemos los cesarenses como pagar un peso más de impuestos; aún para un sector vital de la economía como es la seguridad, como eje central de la productividad; pero para el caso declaramos inoportuno semejante impuesto, o tasa, la cual agravaría más las dificultades con la empresa Afinia que administra nuestro servicio de energía. Aunque dudo de la independencia de los diputados para asumir una posición que interprete y lea la situación económica de la región.
Estará por verse hasta dónde resisten o si tienen algún resquicio de independencia para votar un no en una iniciativa, que podría sustituirse o reemplazarse por otras fuentes de ingresos que enriquecen al departamento, y en el cual ustedes tienen la decisión política de aprobar en el presupuesto la partida económica que asuma la necesidad de adquirir bienes y servicios para garantizar la seguridad cesarense.
Sacrificar cualquier obra, es justo y pertinente para disponer de las sumas de dinero que las autoridades del Ejército y la Policía demandan para protegernos de la delincuencia que azota la vida de nuestros pueblos. Señores diputados en gracia de discusión serán ustedes quienes en su sabiduría decidan lo más razonable y prudente para una población sin esperanza.
Por: Víctor Martínez.