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El reencuentro narrado por un Lacouture

Familia Lacoutore reunida en su tour 2016.

Ayer fue un día maravilloso, los Lacouture nos encontrábamos como familia. En un recorrido contra el tiempo visitamos y escuchamos historias de los sitios y vivencias de nuestros ancestros. En medio de un temperatura muy alta, un sol inclemente, recorrimos las calles, los senderos y los caminos de nuestra historia. Primero Valledupar, en la casa donde vivió mi tatarabuelo Juan Feliz Lacouture Fachat, un coctel de bienvenida; al día siguiente muy temprano Villanueva, La Junta, La Peña, para terminar en un almuerzo en San Juan del Cesar, La Guajira.

Las historias iban y venían, que si Margarita Puche era hija o nieta de Juan Félix, que si Juan Félix padre de mi bis abuelo Hugues Federico, también francés, había muerto en Colombia o en Francia, que si Hugues Federico se accidentó ebrio al caerse de una piedra o fue muerto por una enfermedad.
Pero algo nos asombraba, ¿cómo en siglo y medio, Hugues Faderico Lacouture Cevene y María Asunción Acosta Maestre tenían más de 3.000 descendientes? Al parecer la obediencia a las sagradas escrituras en el sentido de creced, multiplicaos y poblad la tierra fue tomada muy en serio.

Pero ¿de Burdeox a La Peña? Cabe aclarar que La Peña en esa época era la finca de la familia de mi bisabuela María Asunción y que por tal solo existía una casa y unos corrales, muy lejos de la civilización y de cualquier parecido con su natal Francia. ¿Qué tenía esa mujer campesina que hizo que el francés volviera a su tierra? Mucha suspicacia y picardía se utilizaron para responder a esta pregunta, pero mis bisabuelos vivieron enamorados y de ese amor, sus nueve hijos, de ellos nosotros y por eso nos reunimos a rendirles tributos y agradecerles la herencia y legado que nos han dejado.

Vivimos momentos de regocijo, las atenciones del primo Jaime Lacouture en Vlllanueva, los versos de nuestro rey vallenato Orangel “El Pangue” Maestre y de nuestro compositor Deimer Marín, la misa de nuestros sacerdotes, el llamado al perdón al recordar nuestras víctimas de la violencia en la predica de nuestro padre Juan Carlos Daza o el inmejorable recibimiento del primo Gustavo Gutiérrez Maestre o ese almuerzo familiar en el Club San Juan.

Fue un día perfecto, había júbilo, todo era camaradería, risas y  abrazos. Definitivamente el evento cumplió todas las expectativas que teníamos. Pero como nada es perfecto la reunión llegó a su final y cada quien retorno a sus sitios de residencia. Tengo que decirlo, sentí que algo grande se me quedó entre La Junta, La Peña y San Juan. No quería irme y hoy me embarga un gran sentimiento de nostalgia. Esas raíces no solo me atraparon a mí, el sentimiento fue colectivo y por unanimidad hay disposición familiar de construir sobre las ruinas de la casa de Hugues Federico y María Asunción.

El reencuentro de la familia Lacoutore pasó por Valledupar y se trasladó hasta el sur de La Guajira.

Por Heriberto Urbina / Especial para EL PILÓN

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