El Cesar es un departamento privilegiado por contar con dos sistemas montañosos, como son la Sierra Nevada de Santa Marta, la serranía del Perijá, además de tener el depósito de agua dulce más grande de Sur América (ciénega de Zapatosa).
La Sierra Nevada de Santa Marta está al norte del departamento, mientras que la serranía del Perijá yace paralelamente al oriente del territorio cesarense, de estos emanan numerosas corrientes de agua que irrigan la geografía del ente territorial.
Al contemplar el mapa hidrológico de Colombia, se observa que la naturaleza fue benigna con este territorio, pues de los veinticincomunicipios que forman la cartografía política del César, sólo sieteno se abastecen directamente de las corrientes que brotan de estos ecosistemas, pero de estos siete cuatro de ellos los irriga el río Magdalena.
La anterior manifestación nos hace pensar que en el departamento del Cesar no debería existir ninguna necesidad referente al recurso hídrico.
“Sin embargo, llevar a cabo dichas actividades sin la debida precaución o mesura ha causado daños al ecosistema”: Karellys Guzmán Finol, ‘El río Cesar 2013’, Banco de la República.
¿Acaso debe un departamento, que ha surgido en medio de semejantes bondades hídricas y con tanta diversidad de fauna, flora y aun de relieve, padecer por la escasez del líquido vital?
Pues bien, apreciados lectores, tristemente tenemos que confesarles que nuestro querido departamento se está muriendo lentamente de sed y ya se presentan diversos conflictos por el derecho a usar el agua. Y todo debido a una serie de irregularidades y de malos manejos territoriales, a los cuales infortunadamente, pareciera que nos estuviéramos acostumbrándonos los colombianos.
La escasez del agua se presenta por el mal uso que se le ha dado a los recursos naturales, con lo cual se afectó negativamente nuestra madre Tierra. La deforestación agresiva que se dio en la década de los 70, 80 y 90 y que aún hoy perdura, claro que en menor escala, han conllevado que nuestro territorio cambie su formación natural, pasando de inmensos bosques a proyectados desiertos, cumpliéndose así lo advertido por el maestro Julio César Oñate Martínez en su canción ‘La profecía’: “alerta, alerta vallenato, mira que ahí viene La Guajira, lo comentaba Pedro Castro que el gran desierto se avecina”.
El mal llamado desarrollo económico empujó a la sociedad para que transformara demencialmente su territorio y usara además de forma irracional los recursos fósiles, lo cual contribuye enormemente con el aceleramiento del cambio climático, convirtiéndose este en la principal amenaza para la existencia humana y del planeta.
“El cambio climático es una variación que persiste durante décadas. Teniendo en cuenta que esto es reversible y los elementos podrían retornar a su valor original, siempre y cuando el Hombre cambie sus actividades, tendríamos lo que se denomina Fluctuación Climática. Resumiendo, el hombre probablemente produzca un cambio climático, debido a sus actividades que han modificado la atmósfera terrestre al aumentar la concentración de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero (ver anexo A del protocolo de Kyoto). Si la especie humana no modifica esta tendencia no podrá revertir la situación y no habrá fluctuación climática”… sic.: http://www.monografias.com/trabajos17/cambio-climatico/cambio-climatico.shtml#ixzz4WCyO2GoH”.
A partir de la problemática que estamos viviendo, se han conformado en el seno de la sociedad valduparense y cesarense, movimientos de corte ambientalista, que están empezando a hacer eco de tal situación, con lo que se propende que la sociedad en general y los entes gubernamentales, incluyendo al gobierno nacional tomen cartas en el asunto y realicen acciones idóneas para evitar semejante amenaza apocalíptica.
Para fortuna de la sociedad cesarense y colombiana, en este departamento contamos con cinco etnias indígenas, que resistieron los embates de la colonización y demás agresiones y descuido del Estado a lo largo de su conformación. De estas podemos aprender cómo convivir en armonía con la naturaleza.
¿Estamos realmente preparados para asumir el rol y salvaguardar el medio ambiente?
CONCLUSIÓN
Tenemos que comenzar a devolverle a la naturaleza lo que le pertenece, respetar el poco recurso florístico que aún nos queda e iniciar acciones contundentes desde la sociedad civil y administrativa para reforestar los lugares donde nace el agua y por donde ella discurre, así como disminuir al máximo el uso de los recursos fósiles y echar mano de las tecnologías limpias, de manera racional.
Por Julio Rafael Suárez Luna