No he querido tocar el tema del coronavirus, porque cada día leo y oigo tantas verdades y conjeturas que confunden, hay gran cantidad de información sobre el tema que a veces hasta se contradicen y pareciera que ni los científicos están de acuerdo aún, no se sabe hacia dónde va este mal que nos tiene arrinconados.
A raíz de este confinamiento en casa y metido de lleno en mis clases virtuales como docente de planta de la Universidad Popular del Cesar, hace tres días desempolvé varias fotografías cuando vivía con mis padres y mis 12 hermanos en Codazzi. Porque de esta familia tan larga unos nacieron en Manaure, otros en San Diego, en La Paz y en Codazzi, nuestra última patria chica.
Muchos no nos imaginamos que podría existir esta pandemia ni mucho menos que un virus pudiese paralizar todos los sectores sociales y económicos de todos los países y hasta de un pueblo.
En fin, además de nuestras útiles tareas en cuarentena en Valledupar, como ya lo dije, en mis clases virtuales, los recuerdos hacen disminuir el estrés. Por eso resulta terapéutico hablar por celular con los familiares y con los amigos; es decir, para darle tiempo al tiempo que surja la medicina y la vacuna contra el virus. Sin embargo, ya vamos para el tercer mes de cuarentena y los casos positivos aumentan.
Por eso hoy todo mundo añora el pasado; incluso, el pasado de hace años o el pasado de hace solo seis meses.
Hace unos días con nuestro paisano y amigo, hoy ingeniero civil, Jorge Rafael Plata Fernández, hicimos remembranzas de la vida que desarrollamos en Codazzi con los familiares y amigos. “Fueron tiempos de paz y de tranquilidad, sin sobresaltos por enfermedades tan contagiosas”, dijo.
Recordamos la época política, cuando Alejandro Durán (no el músico), el propietario de varias cantinas en la famosa ‘Curva’, un sitio de bares, en el pueblo, era uno de los aliados políticos de Alfonso López Michelsen (presidente de Colombia). Incluso, una noche tuvo que dormir en una hamaca en su casa (carrera 11 con calle 16) en plena campaña presidencial, porque un fuerte aguacero no lo dejó salir con su comitiva para Valledupar.
El mismo Alejandro Durán era un gran jugador de ‘arrancón’ y de siglo, en casa de su amigo Emeterio, en la calle de ‘Los negritos’.
Los recuerdos surgen en esta época, hasta de manera sistemática. Jorge Rafael antes de estudiar en la Universidad Nacional fue un empacador de pan y de galleta crespo en la panadería Cohen, la única que había en Codazzi. “Hasta caro vendía”.
Los recuerdos para esta época son saludables. El fútbol ha sido nuestra pasión, siempre. Recordamos la cancha de El Bosque y cómo el ‘Papi’ Gómez con sus paticas cortas era el gran dribleador, que hacía figuras con el balón; en cambio, ‘El Patón’ Hernán Cervantes y ‘El Rastrillo’ Otoniel Nieves eran los que les daban zapato a sus contrincantes. Tampoco podrá olvidarse la gambeta del ‘Cocora’ Jaime Alvarado, un barranquillero que llegó a Codazzi y embrujó a todo el mundo con su forma magistral de jugar el fútbol.
En fin, uno hasta se ‘emboba’ ahora, recordando anécdotas y piensa que esta época es de desolación y, en cambio, lo que pasó queda como un recuerdo enterito para la nostalgia.
Así fuimos recordando a futbolistas como Julio Díaz, al ‘Papi’ Celedón, Fernando Ribón y a Edilberto Castro, vecino al ‘Papi’ Gómez quien vivía en una casa extraña porque nunca tuvo fachada. Hasta la próxima semana.