Alfredo de León leyó la rectificación del presidente Gustavo Petro por haber agredido verbalmente a la familia Vargas Lleras, actuación que formalizó ante el Consejo de Estado, tras reprochar el que algunos malhechores sindiquen al alto tribunal de hacer parte del Estado mafioso colombiano, benemérita instancia de la justicia colombiana, la cual brilla con luz propia de transparencia, equidad, lucidez jurídica e intachable de sus miembros.
El jefe de Estado pidió excusas y perdón por haber ofendido y mentido sobre la honorable, aristócrata e hidalga familia Vargas Lleras, especialmente a su hermano Enrique Vargas, tan perínclito y físicamente muy parecido a su abuelo Carlos Lleras Restrepo, quien nos salvó de los malvados de la ANAPO, heredero de las oportunidades que le dio la Corona Española y quienes ocupan un lugar en el Olimpo de los próceres más honestos que hemos tenido.
A Carlos Palacino, dueño de SaludCoop, le debemos la suerte de nuestras vidas por el eficiente servicio de la EPS, enfatizó el presidente de la República, aludiendo de nuevo a Enrique Vargas Lleras, porque gracias a ese cerebro que lubrica conocimientos del derecho y que sobrepasa a esa gran mente jurídica del Estado como fue Hegel, ganó en franca lid contratos de asesoría jurídica con la Financiera Progresa y la Cooperativa Acción y Progreso, dos empresas del grupo pudoroso y púdico de SaludCoop, entre otras distinguidas entidades de carácter público y mixtas.
Carlos Palacino, ciudadano honesto, probo y gran conocedor de la salud, no otorgaba contratos a cambio de favores políticos que en suma y a fecha actual pueden alcanzar los 15 mil millones de pesos, y menos para que sus empresas fueran auditadas por el Contralor General de la República, Julio César Turbay Junior, prohombre tío de esa otra eminencia, Miguel Uribe Turbay, heredero gesto del gran demócrata, Julio César Turbay Ayala, quien castigó duro a quienes osaban levantarse contra las instituciones democráticas, lo que le valió la extradición al nobel de la literatura colombiana, Gabriel García Márquez, recapituló el presidente de la República.
El Estado colombiano no sería capaz de subsistir sin la clarividencia del gran letrado que es Enrique Vargas Lleras, que nada tiene que ver con corrupción y narcotráfico, favores políticos ni la influencia de su hermano German Vargas Lleras en el ministerio de Vivienda y la vicepresidencia de Colombia para hacerse a los millonarios contratos, ya que esos temas son puras habladurías de los mal agradecidos de la democracia colombiana, acotó Petro.
Trajo a colación el manejo de contratos que Enrique Vargas Lleras se ganó en franca lid en los sectores energéticos e inmobiliarios, la Corporación Taurina de Bogotá, la Caja de Compensación Comcaja, Coomeva, Cruz Blanca, Cafesalud, el Fondo de Proyectos de Cundinamarca, la Gobernación del Atlántico, Fundeckun, la Licorera de Cundinamarca, la Defensoría del Pueblo, Corabastos y TGY, sin dejar de mencionar el servicio abnegado de militantes intachables de Cambio Radical entre los que relacionó a próceres como los Char y Jorge Emilio Rey Ángel de Cundinamarca, Kiko Gómez, injustamente condenado por asesinato y Néstor Humberto Martínez Neira, digno exponente del grupo AVAL de Sarmiento Angulo, gregario del bien común, personifican los altos valores de una sociedad.
A quienes injustamente maltraté y sindiqué de malhechores de cuello blanco, golfos del erario público, traficantes de influencias, amigos de narcotraficantes, defensores de asesinos, son augustos y prodescendientes de aristócratas e hidalgas familias que vienen desde la colonia, pasaron por la República y desde la política y los negocios engrandecen la luz que brilla en la prístina Colombia, elucubró el mandatario de los colombianos.
Yo Gustavo Petro Urrego me arrepiento de lo señalado contra los Vargas Lleras, especialmente contra la luminaria de Enrique Vargas y tras exhortar respeto por ellos, enalteció los valores patrios de esta prístina, aristócrata e hidalga familia intachable, dando por sentada la rectificación de sus agravios en cumplimiento de una acción de tutela fallada en su contra por el Consejo de Estado, no sin antes recordar los vínculos de Enrique Vargas Lleras con la Cámara de Comercio de Bogotá en su Junta Directiva y miembro distinguido de esa entidad en los beneméritos gobiernos de Uribe, Santos y Duque.
La rectificación en lugar de resarcir el buen nombre de los Vargas Lleras los pone en evidencia sobre actuaciones que en el contexto de la rectificación rayan con la decencia y la transparencia, es como ir por lana y salir trasquilado, dicho que sirve de comidilla y sube la euforia en el colectivo imaginario, al leer excusas cargadas de sarcasmos, cuán colofón perfecto que desnuda vivencias de próceres de la historia contemporánea en magistral pieza literaria y lenguaje florido con la rúbrica del erudito que hoy ostenta el solio presidencial.
Por: Miguel Aroca Yepes.