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Recorrido musical por el barrio Cañaguate

Muchos músicos que han hecho historia en el vallenato nacieron en este populoso sector de Valledupar.

Rafael ‘Wicho’ Sánchez Molina es otro reconocido compositor, conocido cariñosamente como ‘Wicho’ Sánchez. Su padre era el villanuevero José María Sánchez. Aunque nació en el barrio La Guajira lo incluimos aquí. En un apretado resumen, nos referimos a este famoso compositor. De niño decía que tenía que componer canciones como las del Maestro Escalona, cuyos temas cantaba.

Su primera canción fue en un cafetal en Azúcar Buena. Por el camino vio a una linda muchacha, le inspiró y compuso “Mariposita”, nace su primera canción con ese nombre, es poco conocida. Después fue creando a granel canciones y más canciones motivadas, en su mayoría por el amor a la mujer: “La Bogotana”, “Penas Negras”, “Campesina Ibaguereña”, “El Buey Mariposo”, “El Patacón”, “El Carrito Brujo” nace en Chemesquemena, llegan unas patillaleras cabalgando, elegantes, “Ay Atánquez se está llenando de puras mujeres patillaleras”, según comentaba, les hizo la canción a las indiecitas en recompensa por la humillación.

En el barrio Cañaguate se puede decir, fue el epicentro de muchos músicos que hicieron grandes aportes a la música vallenata.

Sus primeras grabaciones fueron con Los Playoneros del Cesar, el Señor Cirino era quien tocaba la guacharaca, Rodolfo en la tumbadora y propuso que ‘Wicho’ cantara. “Así viajé yo a Medellín. Con este conjunto tocamos serenatas para la creación del departamento del Cesar.
Una de las más famosas es La banda Borracha nace en agosto de 1965. Se hizo famosa en un precarnaval, tras la búsqueda de una mujer encapuchada de la que había quedado prendado”, relató.
Llegó hasta el Nocturno, donde encontró a Juan Piña discutiendo con los músicos porque no se ponían de acuerdo para dar la serenata. Al día siguiente se fue para el río, iba tarareando la serenata. Después ellos mismos se la aprendieron y la cantaron en una de las casetas del carnaval. Los hermanos Piña estaban grabando en Barranquilla sin la autorización de ‘Wicho’. “Me fui a Barrancabermeja donde estaba Alfredo Gutiérrez, la grabó con la agrupación Caporales con el sello Sonoluz. Casi todas mis canciones las grabaron Los Playoneros después”, enfatizó.

Campesina ibaguereña
Voy hacer una recorrida por los monte de Ibagué/ a buscá una campesina que me han dicho que es muy linda pero no se deja vé /Esta noche en la montaña / me encontré una campesina no hallé con quien compararla cuando vi la belleza de esa mujer tan divina
Campesina ibaguereña porque no sales de la montaña
Para mirarte de nuevo y llevarme tu recuerdo/ pa mi tierra provinciana.

Rodolfo ‘El Veje’ Bolaños Silva

Fue uno de los grandes hombres. Carpintero y guitarrista de Valledupar. Rodolfo ‘El Veje’ Bolaño”, era un cañaguatero de pura cepa quien por muchos años alegró las parrandas con su guitarra y ablandó corazones con sus serenatas. ‘El Veje’ fue siempre un defensor de los tríos. Participó del Trío Los Criollos, Los Césares con Darinel Bolaño, ‘Monche’ Martínez y ‘Lucho’ Uribe; Los Padrinos con Octavio Pérez y el que felizmente integró con sus hijos Javier e Iván Bolaño.

 El título de una de sus páginas antológicas más reconocidas es.
“Viejo Valledupar, si te volviera a ver/ como fuiste ayer/ típico y colonial
casitas de bahareque /con sus palmas caladas / otras de calicanto / y sus tejas coloradas”.

Canción en la que no solo muestra la autenticidad de un barrio cuyas ancestrales costumbres aún se conservan, en una evocación permanente y presente del Viejo Valle. Murió a los 76 años al fragor de ellas, sorprendido por un infarto.

Dinastía Castilla

De los primeros pobladores de este barrio Cañaguate, fueron los Castilla. Algunos de los que la conformaban esta familia musical son: Temístocles, Cirino quien a los 83 años “murió en su ley”, acompañando a un concursante en un festival. Rodolfo Castilla es uno de los últimos supervivientes. Lo hace con estilo y “aguaje único”, así como Adán Montero Jiménez lo es con la guacharaca. El maestro Rodolfo Castilla Polo, caracterizado por su natural histrionismo en la ejecución de este instrumento, en su ejecución es un actor delirante e inspirado, de tal manera que escuchar sus solos de caja, es un espectáculo. Maestría heredada del Señor Cirino Castilla el mayor, tátara bisznieto del iniciador de esta heredad artística Temístocles Castilla, de finales del siglo XIX.
Es en la ejecución de este instrumento de percusión de la música vallenata, donde se acompasa, secunda al acordeón y se hermana con la guacharaca. Es también eterna invitación a quienes la escuchan por lo cual se le denomina “llamador”, en Cuba además es el salidor, marcador o repicado, según la función musical que realizan y los toque que lleven a cabo, en las ceremonias a las orichas, que aún perviven. Apunta además a uno de los dispositivos musicales que invitaba por este medio, para cualquier tipo de actividad tribal en algunas culturas.
La canción “Caja de mi corazón” en ritmo de merengue, es un merecido homenaje, del doctor Adrián Villamizar a Rodolfo Castilla. Presentada en el concurso de la Canción Inédita del 45 festival de la música vallenata, algunos versos de la mencionada canción:
“ Por los vivos y los muertos nunca dejes de sonar / En los patios y caminos del Viejo Valledupar / fuiste marcando el sendero del merengue musical / Eres dueño del sonido que a todos pone a gozá…/ Cuando te tocó Cirino quiso la tierra temblar / cuando te tocó Cirino pasó la tierra a soñar / Cuando te tocó Cirino se oyó hasta Patillal”.
“Grito de madera y cuero / sonrisita del folclor / tamborcito merenguero, caja de mi corazón
“Grito por los que tejieron tu sabor e identidad/ por los negros que sufrieron para darte eternidad e identidad…”
Rodolfo con su inseparable y amado instrumento musical ya citado, al hacer un solo de caja, mientras grababa con el cantante Jorge Oñate, pletórico de emoción, gritó ¡ Rodolfo Castilla el pulpo de la caja…!

Víctor Mauricio Camarillo Ochoa

Como buen cañaguatero y compositor de música vallenata, en su juventud Víctor Camarillo, también estuvo presente en estas parrandas con los amigos ya mencionados. Además participaba de las fiestas religiosas de Valledupar. Quedó huérfano de padre a temprana edad. Recibe entonces el apoyo de su tío Urbano Camarillo. A edad de 22 años siente afición por el acordeón, la cual comienza a ejecutar a la par con la guacharaca. Instrumentos que perfeccionó con la ayuda de su primo hermano Calixto Ocho Campo y su amigo Nicolás ‘Colacho’ Mendoza. En 1948 con motivo del bogotazo compone una canción lamento dedicada al líder Jorge Eliécer Gaitán.

Además de las canciones que dedicó al doctor Pedro Castro Monsalvo, cuenta con un buen número de composiciones inéditas y otras grabadas por importantes intérprete, que le dieron la fama y el reconocimiento que tiene en el ámbito musical.
Son muy conocidas: ‘El fiel amigo’, grabada por Emilio Oviedo y Rafael Orozco; ‘Ven’, llevada al acetato primero por su gran amigo Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza, después por Elías Rosado y ahora último por Fabián Corrales; ‘Hechicera’ grabada también por Nicolás Mendoza e Isaac Carrillo.
También le han grabado Ovidio Granados y Poncho Zuleta. Hacía música por que le gustaba. Unos de sus familiares me comentó que al morir, su esposa al revisar su baúl encontró unos cheques añejos por valor de 20 y 40 pesos que creen correspondían a regalías que nunca cobró.

Valledupar también tiene una gran tradición en la conformación de bandas de viento, cuando aún la música vallenata no había adquirido carta de presentación en sociedad. Y es tanta la riqueza musical del barrio Cañaguate que aún residen allí algunos de los descendientes de quienes conformaron algunas de estas bandas, una de ellas la familia Reales, el abuelo del alcalde Freddy Socarrás, de quien según su tía la señora Aura Reales de Meza, heredan sus hijos la vena musical. La inolvidable y muy querida Cecilia y sus hermanos los reyes vallenatos
Ciro y Álvaro, tema que trataremos en otra oportunidad

Por Giomar Lucía Guerra Bonilla

Categories: Cultura
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