Bien es sabido por la comunidad que en el mes de octubre próximo se llevarán a cabo las Elecciones Regionales, y más exactamente el 29 de ese mes y anualidad reinante.
Se observa en las redes sociales los adeptos, los oportunistas disque con el rótulo de líderes, los dueños de candidaturas, de cofradías y asociaciones para realizar actividades de todo tipo (legales e ilegales) que se vuelven proveedores de listas de libros, cuadernos y útiles escolares, becas o medias becas en instituciones educativas técnicas reconocidas o de garaje.
También son proveedores de fórmulas médicas, asistentes de sepelios (con suministros de féretros, pasabocas, transporte y créalo o no hasta plañideras), celebrando cumpleaños, matrimonios y buscando afanosamente ser compadres o comadres de turnos, cuando muy bien los padres y el cura, de paso sea dicho, tienen el pleno conocimiento que después de las elecciones nunca más serán tenido en cuenta y mucho menos el infante.
No es de extrañar que los aspirantes al principal cargo del departamento del Cesar, de nuestra capital Valledupar y demás municipios, a ser diputados, concejales o ediles se asemejan a los goleros, gallinazos o chulos o como los quieran llamar; se suspenden en el aire encima del pueblo famélico y escaso de conciencia social, llevando como estandarte la pulcritud, la honradez, la vocación de servicio como si fueran verdaderos estoicos y devorarles el alma, enriqueciéndose económicamente o llenando su ego de poder social, donde las autoridades nunca en la historia económica de Colombia los han investigado (a rajatabla hablando), por enriquecimiento ilícito o sin justa causa y ahora posan como dueños de la moral, de las buenas costumbres, son el (la) doctor (a), el don, la doña o matrona o vedette de turno.
CORRUPCIÓN SIN CASTIGO
Es por ello, como herencia maldita, la corrupción galopea a lo largo y ancho del país y sin temor alguno afirmo, que más por desuso y por razones de conveniencia que por revocatoria expresa o tácita de la pena capital no se aplica el decreto del 2 de enero de 1824 del señor general Simón Bolívar, dictador plenipotenciario de Colombia que decretó la pena de muerte para todos los funcionarios públicos que hayan “malversado o tomado para sí” parte de los fondos de la Nación, medida que se tomó con el fin de reducir el mal de la corrupción en la entonces Gran Colombia, la misma decisión que fue aplicada a los jueces que, según la ley, competía juicio sumario, y no procedían conforme a dicho decreto.
En la provincia de Valledupar se sabe quién es quién y en el departamento del Cesar en sí, su pasado, el presente y no se necesita que una persona sea pitonisa hasta para conocer sus intenciones o ser miembro (a) de Apolo para conocer el oráculo que transmiten la mayoría de ellos, respecto del devenir con el erario del departamento o municipios del mismo.
Ya pululan como dice la Biblia en Jeremías 23, los falsos profetas, y en nuestra lectura los candidatos realizando promesas que ellos y el mismo pueblo saben que no van a cumplir, puesto que los primeros son necrófagos de cuerpos vanos y el pueblo se volvió esclavo de la limosna para sus necesidades básicas, perdiendo su libertad de razonar, donde con banderas amarillas, rojas, azules, verdes, fucsia o del arco iris, terminarán de hundir las finanzas de las entidades territoriales como perversos depredadores de los presupuestos oficiales; sus discursos veintijulieros no pasarán de moda y en las emisoras los espacios políticos florecerán donde desfilarán los interesados con frases sueltas y gaseosas, sin fundamentación alguna del por qué aspiran a X o Y cargo o curul, generando inestabilidad y desasosiego en los vendedores de 7 machos, canguro, Vita Fer y pócimas para ganarse la lotería, evitar los cachos o la envidia, la mala suerte o el mal de ojos por perder sus horarios de audiencia; en los que utilizan como artimañas los saludos a perencejo o sutanejo, cuando estos sujetos en el álbum de sus recuerdos no logran identificar a la persona que los nombra y el lelo se creé después que es importante por haber escuchado su nombre en la emisora.
GEORGE ORWELL
A Eric Arthur, británico, escritor y periodista, más conocido por su pseudónimo de George Orwell, se le atribuye la frase, de manera apócrifa: “Un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones y traidores, no es victima, es complice”. La valía de esta frase, así no se conozca de su autoría real es de efectos sociológicos descomunales, puesto que refleja una verdad verdadera y no hay nada más acertado en su contenido.
Pueda ser que en esta ocasión existan programas de gobierno ciertos, que reflejen las propuestas de campañas, y que sean expuestos en debates donde la entelequia se vista de gala, en los templos sagrados de las universidades y colegios por sus presuntos ideólogos y políticos, sin excusa para escabullirse del elemental deber de darlos a conocer y explicar, para que generen confianza en el electorado y nazca la esperanza como el Ave Fénix ante tanta decepción que causan a diario las diferentes tendencias políticas sin excepción alguna y puedan ser digeridas por las masas sociales y difundidas a través de los diferentes medios de comunicación.
En los hombros de quienes eran o aún son los detentadores del poder político, económico y social está la responsabilidad de que la alternancia se encuentre dirigiendo y en franca democracia los destinos del país, puesto que el desencanto que generaron ante los reiterativos raponazos y escándalos de corrupción fueron la mejor propaganda (y gratis) para que perdieran la mayoría de sus simpatizantes por tradición o convicción en la derecha y/o centro (rango en el cual me identifico).
HAY QUE CAMBIAR
Por lo anterior, el compromiso de los que tengan la iniciativa de aspirar a ser gobernador (a) del departamento del Cesar, alcalde (sa) de Valledupar o de los municipios que lo conforman, integrar la Duma Departamental y concejos municipales o ser ediles se les espera que sus argumentos no se limiten a la chequera fruto de sus trabajos, de la herencia familiar, de los desfalcos anteriores al erario como patrocinadores y continuar con las mismas sin verdadera vocación de servicio altruista para la búsqueda del bienestar general e ir de nuevo por ese gran eslogan que por mucho tiempo tuvo nuestra tierra a nivel nacional, de ser el primer departamento piloto de Colombia, y se hable de Valledupar como en la canción inmarcesible del periodista, escritor y compositor Andrés Salcedo ‘Valledupar’ (tierra mía), que con sentimiento entonaba y seguimos cantando los vallenatos de cepa, y foráneos, sobre la ciudad de Los Santos Reyes, planificada y ordenada como quisieron esos burgomaestres que antecedieron a los años 1995, la cual hoy en día es un espejismo, una quimera, ya que hasta la sal se ha corroído, prueba de ello los invito a revisar la historia de Emdupar.
Usted que me está leyendo, si con usted, que quiere mostrarse como benefactor (a), que desea mostrarse como solidario (a) o ser un o una adalid para ganar incautos “La lámpara del cínico Diógenes” que los ciudadanos de bien llevamos por dentro le estará esculcando, si se atreve hacer candidato (a) y más aún si sale electo (a).
POR: CARLOS ALBERTO ARAMENDIZ TATIS/ESPECIAL PARA EL PILÓN