Ante la falta de oportunidades laborales que se vive en este sector del sur de Valledupar, los pobladores han optado por crear negocios en sus viviendas, con los que han logrado sacar adelante a sus hijos. Misceláneas, ventas de minutos, comidas rápidas, talleres de mecánica, barberías callejeras y tiendas son algunos de los negocios que observé en mi recorrido.
Entre los pequeños negocios informales que observé, me llamó mucho la atención el de Fausto Germán Rico, más conocido como ‘Juancho’, quien se ha convertido en una figura de la comunidad, pues desde hace más de dos décadas se gana la vida con la venta de empanadas, papas rellenas, patacones y avena vende en las afueras del colegio Manuel Germán Cuello. Sus productos son los más apetecidos por estudiantes y vecinos.
“Yo vivo aquí en el barrio hace más de 20 años y desde que construyeron el colegio Manuel Germán Cuello me ubico a las afueras para vender. Mi negocio se llama La Pegajosa, pero todo el mundo me conoce como donde Juancho”, dijo el comerciante informal.
Así como Juancho consigue el sustento para su hogar a través de la venta de fritos, hay otros emprendedores reconocidos en el barrio; uno de ellos es Luis Sanabria, un barranquillero de 27 años, que desde hace dos meses trabaja en lo que más le gusta: la barbería.
“Le compré los implementos a un primo, él ya tenía este punto aquí en el barrio y entonces me sirvió a mí de base. Me gusta la barbería desde muy niño y fue la falta de oportunidades lo que me llevó a abrirla así en la calle, no tengo los recursos para montar un local”, contó el barbero.
Así como estos dos hombres, muchas familias han mantenido a sus familias con pequeños negocios en las salas o garajes de sus hogares.