X

Rafael Orozco “El ídolo” es una ficción

Por: Jorge Nain

En el Municipio de Becerril, tierra donde naciera “El ídolo” Rafael Orozco, se viene gestando una  marcha de protesta para el próximo 16 de diciembre por la Telenovela que el canal Caracol transmite en horas de la noche, porque  según sus líderes  atenta contra la identidad cultural del pueblo y de la región.
Luis Eduardo Barreto Muegues, un hombre inquieto y activo de Becerril, es uno de los promotores de esta iniciativa que me parece con todo respeto,    desacertada y desproporcionada, por las razones que paso a explicar:
Según la Real Academia de la Lengua Española Novela significa “obra literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en parte, y cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la descripción o pintura de sucesos o lances interesantes, de caracteres, de pasiones y de costumbres”, pero también significa “Ficción o mentira en cualquier materia”; ahora, todos sabemos que la principal característica de las telenovelas son las escenas melodramáticas, luego entonces ¿por qué esperábamos que los libretistas de Caracol hicieran algo distinto?
 Si tenemos claro que este género de la televisión no tiene entre sus propósitos la narrativa de hechos reales, tal cual como ocurrieron, sino que su misión principal es el entretenimiento, no tenemos por qué escandalizarnos al ver escenas en las que se satirizan muchas de las costumbres y acontecimientos que se han dado en nuestra región, ya que nosotros jamás podremos intentar tapar el sol con una mano y negar por ejemplo la época de “La bonanza marimbera“ y el papel de este fenómeno en el folclor vallenato.
Al iniciar cada capítulo del “Culebrón” como también se le llama a este género de la televisión, se expresa claramente una leyenda que dice: “La siguiente es una historia de ficción que se inspira en algunos momentos de la vida de Rafael Orozco y en su obra. Los personajes que aquí aparecen son invención de los libretistas y están ambientados en situaciones enriquecidas para el formato audiovisual”. Con esta advertencia hay suficiente ilustración para quienes aspiran a ver algo distinto.
Yo no creo que el propósito de los libretistas de las telenovelas que tienen que ver con la cultura caribe -que entre otras cosas, hoy hay varias en las parrillas de los canales nacionales- sea el de ridiculizarnos; simplemente que nuestra manera tropical de afrontar los problemas cotidianos se presta para hacer este tipo de humor y hay que tomarlo como eso.
A mí personalmente me ha gustado la telenovela y me trasnocho para verla, claro que sin perder de vista que es eso: una telenovela. Veo cómo se consolida el actor y cantante Alejandro Palacio, la actuación espectacular del acordeonista y cantautor Rafael Ricardo en el papel de “Compai Chipuco”, la impactante belleza de mujeres como la ex reina Taliana Vargas en el papel de Clara Cabello y Laura Londoño como Silvia Duque, la universitaria “cachaca” rica que se deja conquistar por la magia del folclor,  vallenato y la sinceridad y espontaneidad de nosotros los costeños.

El homenaje que se le hace a Rafael Orozco Maestre, a la cultura vallenata y a nuestros pueblos del Cesar y a  La Guajira en esta telenovela, es sin duda muy importante, porque no me digan que cualquier colombiano o extranjero que vea escenas del balneario Hurtado o del rio Badillo no va a desear visitar nuestra región. Por otro lado, la interpretación de sus canciones en una magnífica voz es un ingrediente, que, por sí solo, constituye un gran atractivo para seguir recordando a nuestro querido Rafa.
La obra, más que la vida, de artistas como Rafael Orozco, Diomedes Díaz, Alfredo Gutiérrez, Jorge Oñate, “Poncho”  Zuleta y muchos otros de nuestro folclor merecen ser llevadas a las pantallas de televisión o del cine y no nos preocupemos porque en las telenovelas o películas no se narren los hechos tal cual como ocurrieron; recordemos que a estos géneros hay que ponerles algo de picante.
COLOFÓN 1: El martes pasado mi gran amigo y paisano, el brillante abogado y escritor Ciro Quiroz Otero, quien venía recuperándose de una delicada intervención quirúrgica, sufrió un grave accidente de tránsito causado por la imprudencia de otro conductor que le faltó emplear la inteligencia vial; deseo de todo corazón su pronta recuperación para bien de su familia y de nuestro folclor y además para que podamos continuar haciendo las hermosas parrandas vallenatas en su casa de la fría capital.
COLOFON 2:  Me he disfrutado como nadie el reciente trabajo musical del Jilguero de América o Ruiseñor del Cesar, Jorge Oñate, con el acordeón de Fernando Rangel Molina y puedo dar fe de que es de aquellos que popularmente decimos “no tiene presa mala”. Lo recomiendo a ojo cerrado y celebro que Oñate a estas alturas del partido cante como hace 30 años.

Categories: Columnista
Jorge_Nain: