El español, cuarto favorito, superó un momento psicológico importante y se impuso físicamente al argentino con parciales 6-7 (8), 6-2 y 6-2 para avanzar a los octavos de final del torneo de Miami.
Corría el segundo set, y la cara de Nadal era de desesperación. Su primer servicio no entraba, las dobles faltas, hasta tres, se sucedían, y la derecha no funcionaba cometiendo demasiados errores no forzados con ella.
Para colmo Nadal había perdido la primera manga, después de romper de inicio, y de disponer de un punto de set en el desempate, y salvar dos en ese juego corto. Pero cayó en el tercero en un error de desequilibrio.
Con este bagaje y con Nalbadian templando los nervios y aprovechándose de los errores del de Manacor, el argentino llevaba las riendas del partido, a pesar de que todavía se le nota falta de ritmo, producto de los nueve meses que ha estado alejado de las pistas después de ser operado de la cadera y de que solo ha disputado siete partidos desde entonces.