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¡Quieta Margarita!

La elección de Gregorio Eljach Pacheco como nuevo Procurador General, por parte del Senado de la República, nos deja pensativos y muy preocupados. Son varios los motivos que nos afligen y todos están relacionados con la continuación del proceso de desinstitucionalización sistemática que el gobierno Petro ha puesto en marcha para debilitar al Estado colombiano desde adentro y así, generar el caldo de cultivo adecuado para perpetuarse en el poder. 

Además, vuelvo, sin temor alguno, a criticar y a cuestionar las ejecutorias del legislativo, que, en vez de actuar como garante de la democracia, se arrodilla al ejecutivo y le sirve a Petro en bandeja de plata la cabeza de la Procuraduría.

La Constitución Política de 1991 establece que, para la elección de Procurador General de la Nación, se conformará una terna de candidatos entre los cuales el Senado, en pleno y por votación, seleccionará a quien, pocos meses después, ocupará el cargo. La terna debe ser el resultado de la nominación de un candidato por parte de la Corte Suprema de Justicia, uno del Consejo de Estado y uno de la Presidencia de la República. Así las cosas, en este caso, la terna quedó conformada por el exministro de vivienda Luis Felipe Henao, el excongresista Germán Varón Cotrino -ambos abogados de mi Alma Máter- y por Gregorio Eljach, a la postre ganador.

Petro escogió a Gregorio Eljach como su candidato a la Procuraduría, luego de 2 hechos que debemos analizar: le hizo conejo a aquellos que creyeron en la convocatoria que ideó para “escoger” a un colombiano idóneo e independiente; y se quedó con Eljach, luego de que la mismísima Corte Suprema se negara a ternarlo. Recordemos que hace varios meses Petro le contó al país que abriría una convocatoria pública para escoger el candidato de la Presidencia a la Procuraduría General. 45 personas se inscribieron y cumplieron con el papel de idiotas útiles al validar el proceso y ver cómo Petro se burló de ellos y escogió a un politiquero profesional. La convocatoria se dio durante el mes de agosto pasado y 26 fueron las hojas de vida que finalmente cumplieron con los requisitos; es decir, que candidatos idóneos sí hubo. Héctor Carvajal y Jorge Perdomo estaban en la lista de esos 26, que se postularon ingenuamente. 

Luego, al ver cómo quedaban ternados 2 hombres cercanos a Germán Vargas Lleras, Petro corrió a deshacer el entuerto y terminó ternando a Eljach, después de una larga y oscura reunión que sucedió entre ambos en la Casa de Nariño. Allí seguro que quedó arreglada la hipoteca de Eljach a Petro y su compromiso inexpugnable de cuidar al presidente, a su familia y a sus demás secuaces. ¡Qué belleza!

Petro, enemigo y detractor número 1 de la Procuraduría, a quien le ha hecho el quite cada que lo sancionó, terminó con procurador de bolsillo. El senado eligió a uno de sus hijos, descartando así también diferencias futuras con el legislativo. Y 4.000 funcionarios y un presupuesto de 1.3 billones de pesos, quedan en manos de un Eljach que hábilmente esperó su momento para hacerse a semejante botín. Preocupante la afirmación de Juan Fernando Cristo quien manifestó que lo sucedido es “una bandera blanca del poder ejecutivo en el Congreso.” Más porquería, más de lo mismo. Ahí tiene a su gobierno del cambio, je je je…

Mientras tanto, algunos ministerios y entidades del Estado parecen haber comprado tiquetes aéreos por cerca de 60 mil millones de pesos en lo que va de este 2024. Para eso son las reformas tributarias, para los viajes en primera clase del señor Lizcano, para el helicóptero de Francia Márquez, para que los servidores públicos se “sirvan” de los recursos de todos nosotros para su confort. ¡La izquierda gobierna como la izquierda que es!

Y, por otro lado, lamentamos muchísimo el retiro de Luis Carlos Vélez de la F.M. de RCN. ¡Lástima! En 7 años Vélez triplicó la audiencia y arrinconó a Petro al denunciar, sin pelos en la lengua, la corrupción e ineficiencia suya y de los suyos. Vélez es exponente del tipo de periodismo que nos gusta, que admiramos y del que hacemos parte. ¡Lo extrañaremos!

Por: Jorge Eduardo Ávila.

Categories: Columnista
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