Alguien me dijo el otro día, no sé si fue el Cirujano Maxilofacial Hernando Osorio, el Juez Franklin Martínez o el pariente Álvaro Castro Socarrás, que a pesar de que el Procurador y el Fiscal pasaban todos los días por la calle 26 de Bogotá, nadie se daba cuenta que los contratistas se estaban robando ciento de millones de pesos en esa obra en construcción.
Incluso, después se supo –según un informe de El Espectador- que “En el contrato de la calle 26 se perdieron 100 millones de dólares”, según Miguel Nule. El contratista dio detalles sobre la forma en cómo recibieron multimillonarios contratos viales a cambio de comisiones a funcionarios del Distrito”.
El medio añade que: “Ante las preguntas del fiscal del caso, el contratista Miguel Nule Velilla dio ejemplos de la forma en cómo se pedían y cobraban comisiones en el Distrito con el fin de entregar multimillonarios contratos viales en la capital de la República durante la administración de Samuel Moreno Rojas”.
Para mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan algo parecido es la suerte del Cesar, porque los procuradores, contralores, fiscales y veedores públicos no se pronuncian sobre lo que sucede en cada municipio, a pesar que todos los días caminan por obras inconclusas, en construcción o contratadas por los mandatarios, incluso por directores de institutos.
Podríamos citar muchos ejemplos en esta columna, pero no hay suficiente espacio. Tíonan sostiene que hace unos meses el Alcalde saliente (Uhía) contrató la remodelación de la emblemática plaza Alfonso López, por más de 12 mil millones de pesos; días después contrataron arreglos a la misma obra. Inclusive, en estos momentos hay otro contrato multimillonario no en la plaza sino en las calles que dan acceso a la plaza.
De verdad que Tíochiro no entiende por qué le han invertido tantos cientos de millones de pesos a la plazoleta de la Gobernación y hoy en día, en la esquina de la carrera 12 con calle 16, entierran otra cuantiosa suma.
Tíonan sostiene que cada vez que pasa por la calle séptima, por el antiguo Idema, le da pique de ver por qué los alcaldes han sido permisivos y nunca han denunciado el enterramiento de miles de millones de pesos en ese predio, en donde se iba a construir una galería municipal.
En fin, Tíochiro insiste que pareciera que aquí en Valledupar y el Cesar no hubiese Procuraduría, Fiscalía, Contraloría ni ná (para plagiar un poco a nuestro querido amigo Antonio Araque García).
Lo otro que es menester mencionar es que los nuevos alcaldes y el nuevo gobernador, debieran ser respetuosos y muy transparentes en las decisiones de cambiar el rumbo de algunas obras ya contratadas. Es decir, las modificaciones a los contratos con nuevas inversiones podrían ser innecesarias.
El tema es que esas modificaciones –ojo- la están usando en el país para aumentar costos y pagar millonarias coimas.
Lo cierto es que alguien, no sabemos quién será, debería verificar las inversiones multimillonarias en obras como La Casa en el Aire, el Parque La Provincia, La Torta (glorieta del terminal) de la que se dice que Peter Manjarrez parece un muñequito de torta, por lo insignificante del monumento. Incluso, hay que revisar la multimillonaria suma empleada para construir la sede caribe de la Unal, el estadio de Futbol, los parques de los barrios, etc.
En fin, hay que ponerle ojo visor, a quienes desbaratan obras para reconstruirlas, sea quien sea. Hasta la próxima semana. tiochiro@hotmail.com