A Valledupar no le ha ido nada bien en las últimas administraciones con sus alcaldes, Fredy Socarras, ‘Tuto’ Ramírez y Mello Castro, 12 años que la ciudad perdió el norte en cuanto a su desarrollo, pero además perdimos lo más valioso que se tenía y era su reconocimiento como ‘Sorpresa Caribe’. Ellos se encargaron que la ciudad se convirtiera en un desorden, sin autoridad, con los índices más altos de desempleo, con una delincuencia desatada que hasta el día de hoy no da tregua, porque en lo que va recorrido del 2023, van 100 muertos violentos.
Es decir, Valledupar después de ser un buen vividero, estos señores la convirtieron en la ciudad del miedo y hablo en plural, porque desde los dos anteriores alcaldes al Mello Castro, propiciaron el desorden…claro está, que esta administración que va a terminar, fue el fiasco más grande que ha tenido la ciudad.
Pues bien, después de esta introducción, que entre otras cosas me quedó muy corta para expresar lo mal que le ha ido a Valledupar, hoy con el panorama político que se está viviendo, nos debemos preguntarnos, ¿“Quién gana, quién pierde, si gana Ernesto?, pues la lógica no miente, ganaría, Ape Cuello, quien avaló a ‘Tuto’, quien está procesado judicialmente, a quien se le debe muchos escándalos de corrupción.
Ganaría el clan Gnecco, que por habilidad política decidieron apoyar a Ernesto, para que este mismo apoyara a la candidata de esa casa a la gobernación, ganan el inmenso número de contratistas que han apoyado económicamente la campaña de Orozco, gana la familia Quintero, la familia Ochoa, gana Didier Lobo, ganan los dirigentes de los partidos políticos, Centro Democrático, Mais, Mira, la U, en fin, un bus de 40 puestos quedó pequeño, para la cantidad de compromisos políticos que va tener Ernesto, por eso ya no se habla de un bus sino de un tren de 80 vagones cada uno con 200 puestos. Ganarían los mismos con las mismas, sin oportunidades para nadie más.
Perdería Valledupar la oportunidad de derrotar a los políticos de siempre, aquellos que se han enriquecido con el presupuesto del municipio, perdería la ciudad la esperanza de convertirse segura, porque el interés no es combatir la inseguridad sino llenar el municipio de obras inconclusas, como es el caso de la casa en el aire, entre otras, perdería Emdupar, que aunque está intervenida, seguramente la estrategia será sacarla de la intervención para volverla a convertir en el fortín político de siempre o privatizarla como ha sido el anhelo.
Seguiríamos con un municipio sin control político, porque los concejales que se han elegido y aspiran de nuevo, desafortunadamente no cumplen con sus funciones constitucionales y se vuelven emperadorcitos del tome para que calle, y seguiremos sin control fiscal, porque la Contraloría Municipal siempre estará al servicio de los alcaldes de turno y este no va ser la excepción.
Como cosa curiosa, aunque Ernesto ganara las elecciones, también perdería, porque no lo van a dejar administrar a su manera y forma de hacerlo, todo debido a esa cantidad de políticos que entraría a imponer el gabinete de gobierno y a pretender que Ernesto les pague el favor político con burocracia, contratos de obra, nombramiento del Contralor o Contralora, en fin vuelve y cae Valledupar en el mismo círculo vicioso de hace 20 años. Dios permita que el elector pueda decidir entre la razón y la emoción.
Por Emiliano Piedrahita Porras