“Perderé mi ganado
Las huertas y los pinares
Perderé los intereses, las rentas, los dividendos,
Pero defenderé la casa de mi padre.”
Gabriel Aresti
No tengo miedo a lo que ha de venir, si es que viene. Nunca he sentido miedo por las circunstancias adversas que en algún momento nos ha deparado la vida y a las cuales como seres humanos, que cometemos errores en forma permanente, ya que los golpes parece que no nos enseñarán a cambiar de caminos, no estaremos exentos del fracaso y de la desilusión.
Si se ha vivido una vida de lucha sin dañar a nadie, si se ha hecho el bien cuando las oportunidades se han dado, si se ha respetado la dirección jurídica del entorno al cual pertenecemos y se han acatado las leyes de Dios, entonces, ¡Quién dijo miedo!
Ahora los prometeros políticos quieren meternos miedo con los posibles sistemas que algunos candidatos a la presidencia del país andan predicando por doquier, como si esta tierra fuera una tierra de cobardes. ¡Qué pobres de espíritu!
Con ello lo que hacen es acrecentar más el poder retórico de los falsos seguidores de aquellos que conocemos y sabemos que sus historias atípicas no son ni serán representativas para sistema gubernamental alguno, por ideas socialistas que se esbocen, si la filosofía de la democracia no existe.
Es el temor y el miedo de la ignorancia de los pobres de espíritu y de los ricos de bienestar económico, que jamás se han preocupado por la sociedad en que viven y que hoy solo piensan en salvar esas riquezas antes que a su conglomerado.
Los que han trabajado dentro de la ética amarrados a la dignidad social, no temen a nada, pues saben cómo vencer el miedo que también como seres vivientes sienten, pero que dominan a través de ideas las cuales predican y practican a la altura de las circunstancias.
Solo sienten miedo a los grupos aparentemente mayoritarios en las encuestas y subastas del engaño, aquellos que nunca podrán lanzar la primera piedra en los temas de convivencia social, servicios comunitarios, afecto y sentido de pertenencia por su medio.
En algunos casos por las condiciones políticas demócratas, compañerismo social y comunitario, profesionalismo y dignidad, condiciones éticas y morales, programas de trabajo y otras circunstancias políticas, sociales y económicas, muchos votarán, la gran mayoría, por los candidatos moderados, que han respetado la dignidad de los pueblos y que la mayoría del conglomerado votante está esperanzado en ellos, y las condiciones para una segunda contienda electoral se reflejará en forma definitiva y contundente en estos candidatos ya que representan la combinación de ideas que una mayoría en busca del bienestar social, demanda.
Lo importante y necesario por hacer, es luchar incansablemente con aportes serios en cada paso que se deba dar, no para enfermar la conciencia del pueblo votante, sino, para esgrimir la verdad de lo que podría suceder cuando se entregue el poder a los falsos ídolos en donde la mentira e hipocresía mezclados con los resentimientos sociales productos de gobiernos sin sentido de otros tiempos, son y serán sus armas predilectas.
Entonces, en vez de estar de rincón en rincón vociferando contra el contrincante o los contrincantes del caso, lo que se debe hacer es demostrar las buenas intenciones con ideas loables y progresistas por todos los lugares, en especial aquellos, en donde practicar la verdad es tan importante ya que hoy se está en lo que se está, por el tanto daño que unos pocos y otros inconsecuentes han hecho a la tierra que nos ampara.
Es bueno que todo lo que sucede haya sucedido y se tenga presente, para ver si se cambian los caminos de las tantas anomalías sin control, por los de la sana competencia política en busca del verdadero bienestar social.
Si en estos momentos te dejas dominar, te llevarán donde no quieres ir y tu vida será amarrada a los intereses de otros.