El conflicto judeo-palestino tiene origen exógeno, fue diseñado a imagen y semejanza del guerrerismo de los EE.UU y Gran Bretaña a través de su operador, la ONU, en 1948 cuando se dio la llamada partición de la comunidad judía dispersa por todo el mundo para darle cumplimiento a la supuesta oferta bíblica de la tierra prometida. Los hebreos nunca tuvieron territorio, de ahí la vieja expresión de “judío errante”; los patriarcas más conocidos como Noé, Abraham, Isaac, Jacob, nacieron en lo que hoy es Irak, antes Babilonia o Caldea, o Acadia o Sumeria, pequeños reinos asentados entre los ríos Tigris y Éufrates, zonas prósperas, cuna de la civilización. No tiene explicación que tuvieran que emigrar, p.ej., al valle del Nilo, que tenía semejantes condiciones. Ellos no proceden de la antigua Palestina, ese territorio era de los palestinos, esto es, de los filisteos, que hoy, por culpa de la ONU se convirtieron en los primeros desplazados del mundo, cuyas tierras han sido arrebatadas por unos extraños, al mejor estilo de lo que ocurre en Colombia. ¡Tierra, tierra, qué maldición! Esta invasión fue un premio de consolación, inconsulto con los nativos, para compensar el genocidio nazzi que habían sufrido los hebreos, y en parte, también para liberarse de la invasión en sus propios países de los cuales se habían tomado la economía. Hay que reconocer que este es un pueblo emprendedor, contra el cual no tengo ningún tipo de prevención, pero, ¿porqué, los EE.UU no los ubicó en el desierto de Arizona si lo que buscaban los judíos era algo parecidoa lo prometido a Abraham en una de sus pesadillas? Hoy estamos viendo las consecuencias del desplazamiento forzado de un pueblo indefenso sometido a la ignominia con la tolerancia descarada de los mecenas del Estado de Israel al cual ofrecen tecnología y armas mortíferas prohibidas para otros países, y patente de corso para masacrar un pueblo en su propio territorio. Es el colmo la doble moral de EE.UU y de la Comunidad Europea, detrás de la hipocresía de una institución de pacotilla llamada ONU, que solo cumple el mandato de las grandes potencias que la sostienen económicamente. Está bien que Israel se defienda de Hamas pero, igual que aquí, la población civil no tiene por qué pagar el error que otros cometieron. Israel es la punta de lanza, para la guerra, de los EE.UU en el medio oriente, el niño pechichón. Esto hay que pararlo y permitirle a los palestinos erigirse como Estado así no guste a los sionistas. nadarpeqgmail.com
Luis Napoleón de Armas P.