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¿Quién apaga el incendio en los bomberos?

Ayer se conmemoró el Día Nacional del Bombero, fecha que pasó desapercibida en Valledupar, pues en las instalaciones del comando de esta capital hay una crítica situación que tiene a los miembros del organismo de socorro en protesta permanente.

Entre bomberos se están pisando las mangueras, porque ayer no se hizo la ya tradicional ceremonia de reconocimientos y ascensos. Además el organismo está sin comandante porque al capitán Oscar Lúquez, quien lleva 10 años en el cargo, el pasado 5 de noviembre se le venció el último de periodo de cuatro años para el cual fue elegido, y el Consejo de Oficiales de la institución no hizo la convocatoria para la elección de su sucesor o ratificación del mismo.

Lúquez ha sido polémico, no tiene el respaldo de la mayoría de integrantes de la ‘línea de fuego’, quienes no pierden oportunidad para desacreditar su gestión; en reiteradas ocasiones sus subalternos han solicitado que salga del cargo, a tal punto que fue denunciado por corrupción y acoso sexual.

A las malas relaciones entre oficiales y voluntarios de base, se suma la difícil situación económica de la institución. Este año los bomberos aseguran que deben trabajar con botas remendadas porque no han recibido la dotación que debían tener desde el pasado 15 de junio, también reclaman pago puntual de salarios y atribuyen la crisis a que hubo una considerable disminución en el contrato de prestación de servicios que firman anualmente la Comandancia del Cuerpo de Bomberos y la Alcaldía de Valledupar. Seguro que hay una razón presupuestal de las administraciones para el recorte, pero con una labor tan importante como la bomberil, enfocada en la preservación de la vida y los bienes de los ciudadanos, no se deben escatimar esfuerzos ni recursos.

Esta es una institución que requiere atención especial, pues la misión que tiene nunca termina con las emergencias que a diario se registran en Valledupar y sus alrededores. El Cuerpo de Bomberos tienen 64 integrantes con 14 vehículos, de los cuales hay cinco máquinas de gran capacidad para atender incendios, pero cuatro permanecen en el taller por su pésimo estado y solo hay una en óptimas condiciones.

La mejor época para los bomberos, según ellos, fue durante el gobierno del alcalde Fredys Socarrás, quien giró los recursos necesarios para el funcionamiento, dotación y modernización de la entidad a través de los recursos del impuesto a la sobretasa bomberil.

El exmandatario es el héroe que admiran los socorristas quienes esperan que el actual mandatario, Augusto Ramírez Uhía, haga lo mismo.

Por lo anterior, exhortamos al alcalde y a los organismos de control a que revisen con detenimiento la situación de los bomberos y se busque la forma de ser más onerosos en la asignación de recursos que ayuden a que los bomberos tengan las garantías para prestar un mejor servicio.

Recordemos que los bomberos siempre deben estar bien dotados, preparados física y emocionalmente, para atender las emergencias. Con tragedias como la que hoy vive Malibú en California, con 25 personas muertas y más de 100 desaparecidas en el incendio forestal de mayor magnitud en esa zona de Estados Unidos, sale a relucir la importancia de los bomberos.

Categories: Editorial
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