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“Queremos que nos legalicen”: Campo Florido

En las calles de Campo Florido se leen carteles alusivos al no desalojo por parte de los dueños de esas tierras. Joaquín Ramírez.

El clamor de la comunidad de Campo Florido es que le legalicen los predios donde viven de manera ilegal. Edelson José Mercado, líder de esta comunidad, me contó que sus vecinos han sobrevivido a cuatro desalojos y todavía están con miedo de que los saquen de sus hogares que con esfuerzo han construido.

El señor Navor Gómez, que es de Medellín y vive hace ocho mese en Campo Florido porque es desplazado por la violencia, tiene en su ventana una bandera blanca y un cartel que dice: “No al desalojo, no al atropello, no al desamparo, Cristo nos ama, amen”, esa cartelera fue escrita el día 31 de mayo pasado cuando los iban a desalojar por cuarta vez la propietaria del predio, Ana Maura Lazcano. “A las 8:00 de la mañana de ese día llegaron a desalojarnos, pero fue suspendido gracias a nuestro abogado que metió una tutela”, me dijo el antioqueño.

Edelson Mercado, líder comunitario, me explicó que ellos no saben a quién solicitarles la venta de este lote porque hay tres dueños. “Morales es uno de los supuestos dueños y de su boca salió que las casas de madera y barro salían y las de ladrillos se quedaban, y con nuestro esfuerzo hemos construido nuestras casas, pero la esposa de este señor dice que nos desalojará porque es suyo según unas escrituras; otro de los supuestos dueños es el señor Oscar Vizcaíno que tiene unas escrituras de hace nueve años, la señora Ana y el señor Vizcaíno tienen una pelea por estas tierras y resulta que el dueño era un señor de España que murió y Morales, el esposo de la señora Ana, era el administrador de las tierras y se adueñó, nosotros solo queremos que nos vendan nuestros pedazos de tierra para vivir como se debe, como personas y tener todos nuestros servicios”, me dijo Mercado.

Elisa Martínez, otra residente de Campo Florido, contó que estas tierras antes eran un potrero donde solo habitaban delincuentes y drogadictos, y desde que ellos invadieron le dieron vida a esas tierras que estuvieron abandonadas. “Acá violaban, asesinaban, era el lugar donde los delincuentes escondían los carros y motos que robaban, este lugar daba miedo y no tenía dueño, nadie velaba por esto y desde que lo limpiamos y alejamos de él la suciedad, aparecieron como tres dueños a quitarnos la tranquilidad”, me contó Elisa, quien es del departamento del Magdalena, de donde se vino con su esposo que es de Córdoba porque son víctimas de la violencia.

La comunidad de Campo Florido solo quiere la legalización de sus viviendas para poder vivir con tranquilidad, pero solo han recibido calumnias y amenazas según manifestó la comunidad, pero soluciones, ninguna.

 

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