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¿Queremos que acabe la corrupción?

Al referirnos al gran problema de la corrupción utilizamos como frase gastada “es un cáncer que acaba con nuestro país”, es una comparación muy precisa resignándonos a que ninguna de las dos parece tener cura; apenas en el año 2011 se expidió la Ley 1474 denominada “Estatuto Anticorrupción”, presentándola como el arma que por fin lograría hacerle frente a las travesuras de muchos funcionarios públicos, para ello se establecieron medidas que tuvieron implicaciones en materia penal, materia disciplinaria y en materia contractual; todo esto fue consecuencia del escándalo de aquella época conocido como el “Carrusel de la contratación”.

Como este es un país sin memoria, el alboroto de Odebrecht demuestra que los intentos normativos por perseguir a los corruptos no dan resultado, el presidente anunció una serie de estrategias que lamentablemente me atrevo augurar no tendrán efectos positivos. Nos gusta tanto la corrupción que no podemos vivir sin ella, admiramos tanto a los corruptos que cada cuatro años repiten curules en el Congreso e impulsan candidatos a otros cargos de elección popular, colocan a sus ejércitos a dirigir las entidades del Estado, a contratar con estas y así continuará hasta que seamos lo suficientemente valientes como para castigarlos en las urnas y empezar a cambiar hábitos políticos y electorales en el país.

Debemos empezar por practicar un repudio social a quienes se roban los recursos públicos, si señaláramos con la misma repugnancia a los corruptos como se señalan a los comandantes guerrilleros o a los violadores de niños, si realmente empezáramos por crear barreras contra ellos, la cultura corrupta cambiaría por la cultura de la honestidad. Claro que esto no basta, el nuevo episodio de Odebrecht puede abrir el camino en América para establecer una lucha continental contra la corrupción, que entiendan los “doctores” que serán perseguidos como los narcotraficantes, como los que cometen delitos de lesa-humanidad, como ocurrió con lo que se destapó en la FIFA que desembocó en capturas por todo el mundo y la dimisión de Joseph Blatter presidente por muchos años del organismo rector del futbol mundial.

Así que no se sorprenda por lo que ocurre en este país que el responsable de eso es usted, soy yo, somos todos; sigamos votando por esa clase que repite y repite y transfiere las curules a sus hijos y verá que la corrupción será la misma ahora y en 50 años más, así que no se queje tanto; denunciemos casos como la compra del dron en la Alcaldía de Valledupar por un monto exagerado, aparentemente para combatir el abigeato y se entregará en custodia a la Policía Nacional, pero nada de eso se encuentra consignado en los estudios previos de ese proceso contractual; es más dejan claro que se usara para operativos y eventos masivos ¿Qué debemos entender por eventos masivos conciertos, celebraciones o fiesta celestial? Por otro lado bajo qué título se le entregará este aparato a la Policía Nacional porque sobre eso no se dice nada en los documentos publicados en el SECOP.

Este tipo de cosas son las que deben atender Procuraduría, Contraloría o la Fiscalía, la editorial de hace unos días de este diario debió motivar una investigación de oficio disciplinaria y/o penal; pero es penoso que lo único que tenga para mostrar instituciones como la Procuraduría Regional del Cesar es la sanción a un diputado por conducir ebrio, existiendo tanta obra inconclusa en este departamento, tomen atenta nota doctores Fernando Carrillo, Edgardo Maya y Néstor Humberto Martínez porque así tampoco vamos acabar con la corrupción.

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Carlos Andrés Añez Maestre: