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Qué vergüenza política

Eso es lo que se siente cuando los medios nacionales con grandes titulares dan cuenta de las irregularidades (presuntas por lo pronto) que se han registrado en la campaña electoral que se desarrolla en el departamento del Cesar, con miras a elegir a los próximos gobernantes: gobernador, alcaldes, diputados, alcaldes y ediles.

En la carrera por lograr un cargo, los candidatos y los políticos que apoyan una determinada campaña, hacen gala de malas prácticas. Situación que no es exclusiva de la capital cesarense, sino que se extiende a todo lo largo y ancho del departamento.

La política como el ejercicio que ejercen personas determinadas en busca del bienestar general, se ha distorsionado de tal manera que desde el momento en que se inscribe una cédula ya comienza el rosario de irregularidades.

Al Cesar el Consejo Nacional Electoral le anuló 49.708 cédulas de las 101.281 inscritas. Solo en Valledupar fueron anuladas ocho mil, y existen otras denuncias y solicitudes para que anulen otro porcentaje.

La trashumancia que se ha registrado en esta campaña en el Cesar no tiene nombre. La alerta por la clonación de cédulas es otra ‘pata que le sale al gato’. La ciudadanía no traga entero y todos estos malos pasos que dan los candidatos se traducen en un electorado apático y desencantado de la política. Los índices de abstención en el Cesar siempre han sido elevados y en esta ocasión puede aumentar, porque lo que se nota es una guerra visceral entre las personas que quieren llegar a ser gobernador, alcaldes, diputados y concejales.

El voto es la única y la más importante herramienta que tiene la ciudadanía para construir una mejor sociedad. Si permiten que lleguen gobernantes con malas intenciones, demostradas desde las mismas campañas, las cosas no cambiarán.

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