Sorprendía que al final de su gobierno Fredys Socarrás y al principio del suyo Tuto Uhía, ambos adversarios, hablaran repetidamente de lo mismo: del Ecoparque del Río Guatapurí. Un parque lineal de mas de 6 kilómetros que a manera del gran malecón de Barranquilla o de la ronda del Sinú de Montería bordeara toda la ciudad en su costado norte de occidente a oriente.
Este macroproyecto, que puede hacerse por etapas funcionales, fue identificado y proyectado en un concepto general por el ‘Plan de Acción 2030. De la sierra al valle’ que Findeter, el BID y la Unión Europea, con expertos y la participación de funcionarios locales, entregaron a Valledupar hace 4 años.
Ese trabajo, el último gran documento sobre la ciudad, que concitó la atención y que representó una apreciable inversión, se hizo dentro del marco de la iniciativa de Ciudades Sostenibles del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y que tuvo mayor impacto en aquellas otras ciudades mencionadas, y no igual en el caso vallenato. Recientemente en entrevista en Caracol Radio el sábado de carnaval, el alcalde Jaime Pumarejo, de ancestros vallenatos, con ocasión de la próxima asamblea anual del BID a celebrarse este 18 de marzo en la arenosa, hacía ver que ese apoyo del banco multilateral bajo aquella iniciativa fue la piedra angular de la nueva Barranquilla.
Al pasar unos meses Tuto Uhía había cambiado de opinión, de foco, y no sabemos si porque halló grandes complejidades o dificultades financieras o negoció con sus mentores políticos o el amigo gobernador una bolsa de recursos y proyectos posibles de menor alcance y que identificaron que podían ejecutar e inaugurar durante sus mandatos. De modo que nos quedamos con muchos parques – lo cual reconocemos que impactaba positivamente las necesidades de espacio publico y recreación- unas cortas vías y controvertidos monumentos.
En eso contribuyó la liberación de recursos, que dejó la implementación de la Ley 550 que congeló las obligaciones municipales del orden de $200 mil millones, que se destinaban a parques básicamente y los recursos generados por la liquidación acertada de la concesión de amoblamiento, pasos que dio para bien, y dejó a su sucesor, el alcalde Socarrás.
Se sacrificaron otros proyectos de trascendencia como el caso del Mercado Público, una inversión del orden de $50 mil milllones, cuyos estudios elaboró la Universidad Nacional siendo publicados con bombo, que impactaba la renovación urbana, la economía familiar, la generación de empleo y la formalización. Se mencionó que en ello hubo bajas miras de gobernador y alcalde que pensaron que ese macroproyecto no alcanzaban a ponerlo en servicio y no asumirían el riesgo político de dejarlo inconcluso.
Pero volviendo… al río madre de Valledupar, el Guatapurí, que, a propósito, en pocos días tendrá un Plan de Ordenamiento de la cuenca, el POMCA, adoptado por Corpocesar, es inaplazable intervenirlo. Revisar el proyecto, ver los complementos elaborados por profesionales como Santander Beleño, integrándolo al centro histórico, y recordar que el río no solo va, ni viene, sino que corre.