Es realmente preocupante o quizás mejor alarmante la indiferencia y el silencio que han guardado el señor alcalde de Valledupar Augusto Ramírez Uhia y el Dr. Franco Ovalle nuestro gobernador, ante la incertidumbre que existe sobre el futuro del Festival Vallenato.
Cuando el panorama del folclor vallenato se ha tornado gris y oscuro, amenazado por la invasión de ritmos foráneos con el desapego de los nuevos intérpretes para grabarlo y los medios de comunicación para difundirlo, la Unesco, guardián cuidadoso de los valores folclóricos y culturales del mundo incluyó el folclor Vallenato en su plan especial de conservación y protección de estos valores, por considerar que éste está en situación de riesgo, dándole entonces la categoría de patrimonio inmaterial de la humanidad.
Se estructuró entonces un plan de salvaguardia que fue transmitido a nuestro gobierno y que éste a su vez sacaría adelante a través de los gobernadores y alcaldes, quienes tienen la responsabilidad final de ejecutar el plan, contando para ello con mecanismos especiales como recursos de regalías, estampillas especiales o derivados del IVA para darle el impulso necesario. Es bueno recordar que antes de la creación del festival, el vallenato era una música que socialmente no escalaba ya que ni siquiera tenía entrada a los clubes sociales de Valledupar; era una música que se escuchaba del patio para atrás y los músicos no entraban por la puerta principal. Con el festival vallenato se ha conseguido cierta distinción y dignidad para ellos al punto que el acordeonero ha llegado a obtener el nobilísimo título de rey de reyes.
Por otra parte, como una forma de darle altura y categoría a este evento casi siempre se ha invitado a integrar al jurado, a notables figuras de la cultura, la sociedad y la política como una intención de buscar la unidad del país, ya que esto contribuye a que el festival pueda trascender muchísimo más.
Con paso siempre en ascenso y victorioso el folclor vallenato ha sido aclamado en el palacio de los presidentes, en la intelectualidad mundial gracias a García Márquez, en los premios Grammy latino y hasta en la mismísima Casa Blanca de los Estados Unidos lo que ha sido definitivo en el aval que le ha conferido la Unesco.
Es perentorio entonces que los dolientes del vallenato que hoy son todos los colombianos y de otras partes, los interesados en él, contribuir a tomar decisiones encaminadas a estructurar un mecanismo para su realización.
Pienso que una fórmula sería la creación de una corporación que podría llamarse Corporación Festival Vallenato con presencia del gobernador, el alcalde, la cámara de comercio, Comfacesar, Corpocesar, sector privado, gestores culturales, Sayco, Acinpro y podría invitarse a la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata que conocen el manejo de éste evento que muestra la mayor riqueza cultural de los colombianos: El folclor vallenato.
Cincuenta años de nuestra riquísima historia no pueden ignorarse por líos y enredos jurídicos que aún no he podido entender muy bien.
Julio C. Oñate.