Por Luis Elquis Díaz
El presidente Gustavo Petro confirmó que el aumento del salario mínimo para 2023 quedó definido en 16%, es decir, en total en 1.160.000 pesos, más el subsidio de transporte, que aumentó un 20%. Es decir, el salario mínimo para el próximo año será $1.300.606 pesos. El aumento del salario mínimo acordado entre el Gobierno, empresarios y sindicatos, convive con la informalidad del 58% (trimestre agosto-octubre de 2022), desempleo de 9,7% e inflación de 12,53 corte noviembre de la vigencia.
Según un nuevo informe mundial de salarios 2022-2023 publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los salarios mensuales reales mundiales cayeron un 0,9 % en promedio este año, lo que marca la primera disminución de los ingresos reales a escala mundial en el siglo XXI. La crisis de inflación mundial, junto con un crecimiento económico deslucido y una perspectiva nublada por la incertidumbre, han llevado a una disminución de los salarios.
“Las múltiples crisis mundiales a las que nos enfrentamos han llevado a una disminución de los salarios reales. Ha colocado a decenas de millones de trabajadores en una situación desesperada, ya que enfrentan una incertidumbre cada vez mayor”, resaltó el director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo, en un comunicado, y agregó que “la desigualdad de ingresos y la pobreza aumentarán si no se mantiene el poder adquisitivo de los peor pagados”.
En los países con el salario mínimo más alto sobresalen las tesis económicas que argumentan que el aumento de los costos laborales obligará a las empresas a aumentar los precios, lo que provocará inflación. También dicen que las empresas pueden despedir a los trabajadores, lo que provocaría un mayor desempleo. Sin embargo, los defensores de la legislación del salario mínimo dicen que estimula la economía al aumentar el poder adquisitivo del consumidor, lo que reduce la pobreza y ayuda a abordar la desigualdad.
Para que el salario mínimo sea competitivo es pertinente gestionar y acordar lo propuesto por Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, en el sentido de procurar el poder adquisitivo de los consumidores, en el sentido de desindexar del salario mínimo todos los productos que suben con base a este ajuste del alza del mínimo. En otras palabras, la desindexación de precios consiste en quitarle a los productos y servicios que han subido de manera atípica el cálculo de la inflación y del incremento del mínimo para que no haya un impacto en el poder de compra de los consumidores.
Un estudio canadiense (El efecto de los salarios mínimos en el consumo en Canadá) encontró que un aumento del 1% en los salarios mínimos se traduce en un aumento del 0,5% en las ventas minoristas. Además, los salarios dignos aumentan el compromiso y la productividad, reduciendo la rotación de trabajadores y los costos asociados de contratación y capacitación.
El reto del gobierno del presidente Gustavo Petro, respecto del aumento del salario mínimo para 2023, radica en lograr la desindexación para que se pueda recuperar el incremento de la productividad, así mismo, articular la política monetaria para que la tasa de cambio no continúe generando empobrecimiento y más desigualdad.
Aumentar el salario mínimo debe ir más allá de la estrategia para enfrentar la inflación y la incertidumbre. Este proceso debe ser una herramienta fiscal eficaz que el gobierno puede emplear para estimular la economía. El diálogo y concertación experimentado para el acuerdo del salario mínimo para 2023, debe seguir siendo la mejor lección aprendida, para que los objetivos empresariales, laborales y de productividad puedan materializarse.